jueves, 24 de enero de 2013

UNA PERSONA, DOS NATURALEZAS.


Adherirnos a la fe no impide que nos preguntemos como puede ser Jesucristo al mismo Dios y hombre. La Encarnación es un misterio, pero siempre cabe profundizar en su contenido. Uno de los primeros que lo hizo fue San Pablo, que afirma que en Cristo” reside toda la plenitud de la Divinidad corporalmente”(Col 2, 9). En Él, lo divino late tras lo humano. Dios no se disfrazó de hombre; se hizo realmente hombre. Y lo seguirá siendo en el cielo por toda la eternidad, puesto que Cristo llevó consigo su corporeidad transfigurada hasta la vida eterna.
Conviene recalcar la importancia que reviste ese carácter permanente de la Encarnación. Al hacerse hombre, Dios irrumpe en nuestra historia. Por otra parte, desde la Ascensión de Jesús a los Cielos la condición humana ha quedado perpetuamente vinculada a la Divinidad, ya que su Humanidad, transfigurada pero no deshumanizada, se ha adentrado hasta lo más íntimo de la sempiterna Deidad. Por tanto, Dios no compartió nuestra historia solo hace veintiún siglos: la Encarnación sigue siendo plenamente actual. Aunque no veamos ahora a Jesús, podemos tratarle como contemporáneos suyos, con la misma familiaridad con la que trataron en la tierra sus primeros discípulos: como tratamos al hermano o al amigo más querido.

Michel ESPARZA


domingo, 20 de enero de 2013

VIENDO LA FE QUE TENÍAN.


 

El paralítico del evangelio tenía fe en Jesucristo. Lo prueba la manera en que fue presentado a Jesús: lo bajaron abriendo el techo de la casa. Sabéis bien que los enfermos se encuentran a menudo en un estado de abatimiento, a veces tan grande y de tal mal humor que los buenos servicios que se les prestan, los encierran aún más en su cama. Pero este paralítico está contento de que lo hayan sacado de su lecho y hecho objeto de un espectáculo público atravesando plazas y calles en su litera.

No tiene amor propio. La muchedumbre rodea la casa en la que está el Salvador, todos los lugares para entrar están cerrados, la puerta de entrada obstruida: ¡No importa! Lo harán pasar por el techo y él se alegra. ¡El amor es sumamente hábil, la caridad es ingeniosa! Él que busca halla; al que llama se le abre la puerta. Este enfermo podía haber dicho a sus amigos que lo llevan: “Pero ¿Qué vais a hacer? ¿Por qué tanto trabajo? ¿Por qué tanta prisa? Esperemos a que la casa este libre, a que todos se hayan marchado”. Pero no, el paralítico no piensa nada semejante; es un honor para él tener tantos testigos de su curación.

 

SAN JUAN CRISOSTOMO.

(349 – 407) 

miércoles, 16 de enero de 2013

Y SE PUSO A ORAR.


¿Por qué nos preguntamos como hemos de orar, temiendo que nuestras plegarias no procedan con rectitud? El Señor nos enseñó a orar para que lográramos la Vida verdadera y dichosa, pero no quiso que lo hiciéramos con muchas palabras, como si nos escuchara mejor cuanto más locuaces nos mostráramos, pues, como él mismo dijo, oramos a aquel que conoce nuestras necesidades aún antes de que se las expongamos.
Pero, si él sabe lo que necesitamos antes de que se lo pidamos, ¿por qué nos exhorta a la oración continua? Esto nos podría resultar extraño si no comprendemos que nuestro Dios y Señor no pretende que le descubramos  nuestros deseos, pues él, ciertamente, no puede desconocerlos, sino que quiere que, por la oración, se acreciente nuestra capacidad de desear para que así nos hagamos más capaces de recibir los dones que nos prepara. Sus dones, en efecto, son muy grandes y nuestra capacidad de recibir es pequeña e insignificante. Por eso nos dice: Ensanchaos; no os sujetéis al mismo yugo con los infieles. Se trata de un don realmente inmenso: cuanto más fielmente creemos, más firmemente esperamos y más ardientemente deseamos este don y más capaces somos de recibirlo. Así, pues, oremos constantemente por medio de la fe, de la esperanza y de la caridad, con un deseo ininterrumpido.

SAN AGUSTÍN  

domingo, 13 de enero de 2013

LA PALABRA, PRUEBA DE TU AMOR.


Sí, tú nos has amado primero para que nosotros te amemos. No tienes necesidad de nuestro amor, pero solo amándote podíamos llegar al fin por el cual nos habías creado. Por eso, en distintas ocasiones y de muchas maneras habló Dios antiguamente a nuestros padres por los Profetas. Ahora, en esta etapa final, nos has hablado por tu Hijo, tu Verbo. Para ti, hablar a través de tu Hijo no es otra cosa que poner a pleno sol, hacer ver con toda claridad, cuanto y cómo nos has amado, puesto que no te has ahorrado a tu propio Hijo, sino que lo has entregado por todos. Y también, él nos ha amado y se entregó a sí mismo por nosotros.

Así es tu Palabra, el Verbo todopoderoso que nos diriges, Señor. Cuando todo estaba en profundo silencio, es decir, en lo más profundo del error, descendió de la mansión real para abatir duramente el error y poner suavemente en valor el amor. Y todo lo que ha hecho, todo lo que ha dicho y padecido en la tierra, incluso los oprobios, los salivazos y las bofetadas, la cruz y el sepulcro, no ha sido otra cosa que tu palabra dirigida a nosotros por tu Hijo, palabra provocadora de amor,  palabra que despertaba en nosotros el amor a ti. Es efecto, tú sabías, Creador de las almas, que las almas de los hijos del hombre no pueden ser forzadas a amar, sino que es preciso provocarlas. Has querido que te amaramos porque no podíamos ser salvados si no es amándote.


Guillermo de SAINT THIERRY

(1085 – 1148)

jueves, 10 de enero de 2013

FE SIN TÍ - FE CONTIGO.

En medio de la sombra y de la herida
me preguntan si creo en Tí. Y digo
que tengo todo cuando estoy contigo:
el sol, la luz, la paz, el bien, la vida.


Sin Tí, el sol es luz descolorida.
Sin Tí, la paz es un cruel castigo.
Sin Tí, no hay bien ni corazón amigo.
Sin Tí, la vida es muerte repetida.

Contigo el sol es luz enamorada
y contigo la paz es paz florida.
Contigo el bien es casa reposada
y contigo la vida es sangre ardida.

Pues, si me faltas Tú, no tengo nada:
ni sol, ni luz,ni paz, ni bien, ni vida-

José Luis MARTIN DESCALZO

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domingo, 6 de enero de 2013

LAS IRAS DE LA BIBLIA.



Surge con regularidad en el Antiguo y en el Nuevo Testamento. Destruye, educa, anuncia, siempre la ira revela algo de las relaciones entre Dios y el hombre.


CAÍN: la ira por celos.

A Yahvé no le agradó la ofrenda de Caín, y se enfureció Caín y andaba cabizbajo…

La ira de Caín es la expresión de un mal mucho más profundo. Caín está celoso. ¡Se podría entender! Yahvé ha aceptado la ofrenda de Abel, y ni ha mirado la suya. Sin embargo el Señor no está indiferente. Por dos veces da a Caín la ocasión de expresar su ira y dominarla. ¿Por qué andas cabizbajo? Le pregunta. Y luego ¿Dónde está tu hermano Abel? Pero Caín en vez de revolverse contra Dios, lo hace contra su hermano. Y su ira explota en el asesinato.


DIOS: la ira educativa.

Yahvé dijo a Moisés: Ya veo que este pueblo es un pueblo de dura cerviz. Déjame, pues, que se desfogue contra ellos mi cólera y los consuma.

La cólera del Eterno cruza el conjunto del Antiguo Testamento. En el libro del Éxodo, la ira de Dios se inflama contra el pueblo que adora el becerro de oro. Esta cólera expresa el desconcierto de Dios, y también la preocupación educativa de un padre hacia sus hijos. Sanciona el límite alcanzado por el pueblo. La reacción de Dios no es fingida ya que llega hasta querer suprimir a su pueblo. Pero, como muchas veces, un intercesor humano, en nombre del pueblo, calma el Eterno. Moisés utiliza numerosos argumentos y el Señor renuncia al mal que quería hacer a su pueblo. Moisés asume entonces la ira de Dios e  increpa a los Hebreos.


HERODES. La ira excesiva.

Entonces, Herodes, viéndose burlado por los magos, se irritó sobremanera y mandó a matar todos los niños que había en Belén  de dos años para abajo.(Mt. 2, 16).

La cólera de Herodes es un eco de la de Caín. Pero hay algo más retorcido en el rey de Israel , primero procuró mentir a los magos antes de darse cuenta de que lo habían engañado. Como en Caín se encuentra un celo latente. Herodes teme por su trono y decide, a fin de matar a Jesús, eliminar a todos los recién nacidos. Su gesto revela una cólera excesiva.


JESÚS: una ira profética.

Y haciendo de cuerdas un azote, los arrojó a todos del templo, con las ovejas y los bueyes; derramó el dinero…(Juan 2, 15)

Se habla mucho de la “santa cólera” para describir el gesto de Jesús, por ser justificada. La forma en que el pueblo utiliza el templo de Jerusalén no corresponde al proyecto inicial de un templo-lugar de encuentro entre Dios y los hombres. Pero es más, la ira de Jesús es descrita por S. Juan como un gesto profético. Jesús, el profeta anunciado en el Antiguo Testamento, tiene un gesto que sorprende a la gente pero que tiene sentido a los ojos de los discípulos. Se acuerdan efectivamente del salmo 69: Me consume el celo de tu casa. Derrama sobre ellos tu ira. Alcáncelos el furor de tu cólera. Y sobre todo después de su muerte, entenderán la profecía hecha por Jesús en la explanada del templo: derrumban ese templo y en tres días lo vuelvo a construir.


LA TURBA: cólera colectiva.

Al oír esto se llenaron de cólera cuantos estaban en la sinagoga, y levantándose, le arrojaron fuera de la ciudad y le llevaron a la cima del monte sobre el cual esta edificada su ciudad, para precipitarle de allí.(Lc, 4, 28-29).

En Nazaret las palabras de Jesús provocan escándalo. Tomando ejemplos del Antiguo Testamento, les explica que el mensaje de la salvación no es para ellos solos. Esta interpretación cambia su visión de Dios y la Salvación. El rechazo de las palabras de Jesús por la turba es acompañado con el deseo del asesinato, como Caín y Herodes. Esta reacción colectiva anticipa la de otra turba que gritará en el proceso de Jesús; Crucifícalo.


Laurence DESJOYAUX