miércoles, 31 de julio de 2013

APRENDER A ORAR.



 

S. Lucas señala en el evangelio que también Juan había enseñado a orar a sus discípulos. Donde surge un personaje religioso excepcional se da esa petición, porque el hombre siempre desea comunicarse con el cielo para que éste actúe en la tierra. En Jesucristo, Dios y hombre verdadero se da esa comunicación de forma perfecta. También Él nos va a enseñar un nuevo modo de orar que nos permite comunicarnos de una forma más cercana con Dios. Jesús nos introduce en la intimidad de Dios, y lo que expresamos en la oración tiene su fundamento en que él es el Hijo y en que nos ha reconciliado con Dios por su muerte y resurrección.

Ha señalado Benedicto XVI: “Sabemos bien que la oración no se debe dar por descontada: hace falta aprender a orar, casi adquiriendo siempre de nuevo este arte; incluso quienes van muy adelantados en la vida espiritual sienten siempre la necesidad de entrar en la escuela de Jesús para aprender a orar con autenticidad”. Constantemente vemos que surgen grupos y escuelas de oración. Es ésta una experiencia que se repite a lo largo de la historia y que nace de la búsqueda de mayor proximidad con Dios. Por ello continuadamente hemos de volver a Jesús, para aprender a tratar a Dios como Padre. Dice S. Agustín que todas nuestras peticiones, si son verdaderas, se encuentran ya en el Padrenuestro, por ello, hemos de aprender a pronunciarlo identificándonos cada vez más con el Corazón de Cristo.

Abrahán también ora intercediendo por una ciudad que va a ser destruida. Dice el Papa anterior: “Abrahán está prestando su voz, pero también su corazón, a la voluntad divina: el deseo de Dios es misericordia, amor y voluntad de salvación, y este deseo de Dios ha encontrado en Abrahán y en su oración la posibilidad de manifestarse de modo concreto en la historia de los hombres para estar presente donde hay necesidad de gracia”.

 

David AMADO FERNÁNDEZ

jueves, 25 de julio de 2013

PURO AMOR DE DIOS.


 

Buscarse a sí mismo en Dios es buscar las dulzuras y las consolaciones de Dios, y esto es contrario al puro amor de Dios. Es un gran mal tener presente los bienes de Dios más que Dios mismo, la oración y el despojo. Hay muchos que buscan en Dios sus consuelos y sus gustos, y desean que su Majestad los llene de sus favores y sus dones; pero el número de los que pretenden complacerle y darle alguna cosa en detrimento de ellos mismos, menospreciando su propio interés, es muy pequeño,

Hay muy pocos hombres espirituales, incluso entre los que uno piensa que están muy adelante  en la virtud, que consiguen una perfecta determinación para el bien. Jamás llegan a renunciarse enteramente sobre algún punto del espíritu del mundo o de la naturaleza, ni a menospreciar lo que se dirá o se pensará de ellos, cuando se trata de cumplir por puro amor a Jesucristo las obras de perfección y de desprendimiento.

Él que no quiere sino a Dios solo, no anda en tinieblas, por pobre y privado de luz que pueda ser a sus propios ojos. El alma que en medio de las sequedades y abandonos, conserva siempre su atención y su solicitud en servir a Dios podrá sentir pena y temor de no llegar al fin; pero, en realidad, ofrecerá a Dios un sacrificio de un muy agradable olor.

S. JUAN DE LA CRUZ (1542 – 1591)

sábado, 20 de julio de 2013

LA HOSPITALIDAD.


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En un mundo como el nuestro donde tendemos a encerrarnos en nuestra casa o en nosotros mismos, las lecturas de hoy nos llaman la atención sobre la importancia de la hospitalidad, virtud que aparece en repetidas ocasiones en la Biblia. Abrahán recibe la visita de tres hombres, aunque los saluda como si fuera uno solo, por lo que muchos han visto en esta escena una prefiguración del misterio de la Trinidad.

La actitud de Abrahán sorprende porque, aunque hacía calor, abandona la sombra de la encina y corre al encuentro de aquellos hombres. No solo eso, sino que se pone a servirles personalmente, no deja de correr de un sitio para otro para atenderlos inmediata y debidamente,  y permanece de pie mientras comen. La visita inesperada ha sacado lo mejor de Abrahán permitiéndole ejercer la hospitalidad, y en esto también sale enriquecido. Abrahán está contento de recibir a otros en su casa y encuentra felicidad en hacerles la vida cómoda. Su alegría interior se ve coronada con la promesa de un hijo.

Cristo es el huésped que viene en nuestro corazón. En la Comunión, el Señor viene a cada uno de nosotros y nos da su amor. Es de ese amor del que nosotros extraemos la fuerza para servirle después, especialmente atendiendo a quienes más nos necesitan. Pero hemos de procurar de no perder de vista su presencia, para no desperdigarnos en las cosas que hacemos, aunque sean buenas y nobles. Continuadamente hemos de volver a los pies de Cristo, como Magdalena, para escuchar sus palabras y así experimentar, también en la acción, el gozo de su compañía.

 

David AMADO FERNÁNDEZ

martes, 16 de julio de 2013

CANTAD AL SEÑOR UN CÁNTICO NUEVO.


Se nos invita a cantar al Señor un cántico nuevo. El hombre nuevo conoce el cántico nuevo. Cantar es expresión de alegría y, si nos fijamos más detenidamente, cantar es expresión de amor. De modo que quien ha aprendido a amar la vida nueva sabe cantar el cántico nuevo. El cántico  nuevo nos hace pensar en lo que es la vida nueva. El hombre nuevo, el cántico nuevo, la nueva alianza, todo pertenece al mismo y único reino. Por esto el hombre nuevo cantará el cántico nuevo, porque pertenece a la nueva alianza.

“Yo canto” me dirás. Cantas, sí. Ya te oigo. Pero procura que tu vida no dé testimonio contra lo que tu lengua canta. Cantad con vuestra voz, cantad con vuestro corazón, cantad con vuestra boca, cantad con vuestras costumbres, cantad al Señor un cántico nuevo. Me preguntas qué es lo que vais a cantar para aquel que amáis y buscáis. Resuene su alabanza en la asamblea de los fieles. La alabanza del canto reside en el mismo cantor. ¿Queréis cantar alabanzas a Dios? Sed vosotros mismos el canto que vais a cantar. Vosotros mismos sois su alabanza si vivís santamente.

 

SAN AGUSTIN.

domingo, 14 de julio de 2013

CONOCER LA LEY NO ES BASTANTE.


 

El letrado conoce la ley. Jesús le felicita. Sin embargo hay en ese hombre un deseo de que aquellos mandamientos no comprometan su vida. Quiere reducir la ley a su vida. Tiene una creencia abstracta que no sirve para iluminar su vida diaria.. como el sacerdote y el levita de la parábola que dan un rodeo para evitar encontrarse con el hombre herido. Es el pecado de omisión.

Los Padres de la Iglesia dan su interpretación : el hombre es herido por el pecado, ni la antigua ley, ni los profetas pueden salvarle. Por eso pasan de largo. Pero Dios suscita un hombre para dar le la salvación, Yo soy un pobre malherido, Dios mío; tu salvación me levante.

El buen samaritano no actúa interpretando unos preceptos sino que sintió lástima. Todo lo que hace muestra una gran delicadeza, signo de lo que Dios hace con cada uno de nosotros. El samaritano deja al hombre herido en una posada, que puede simbolizar la Iglesia, y le entrega dos denarios, que, según algunos Padres simbolizan los dos preceptos de la caridad que se pueden identificar con el rostor de Cristo, impreso en las monedas..

David AMADO FERNÁNDEZ.

 

LO NUESTRO ES SIMPLE.



Lo nuestro es muy simple:

Tan solo mirarnos.

Otros te hablan, te rezan,

Te entonan sus cantos.

Tú y yo en silencio.

Lo nuestro es mirarnos.

 

En mis pobres ojos

Tus vividos rayos, invasión de luces, tenso fogonazo,

Quietud y silencio

Lo nuestro es mirarnos.

Mirada que abraza

Sin mover los brazos.

.mirada que es beso

Sin rozar los labios.

Y todo el espíritu

De azul inundado.

 

Solo eso tan simple:

Lo nuestro. Mirarnos.

Julia ESTEVÁN ECHEVARRÍA

 

viernes, 12 de julio de 2013

LA RESURRECCIÓN DE LA CARNE.


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Los que están en el error dicen que no hay resurrección de la carne, que es imposible que ésta, después de ser destruida y reducida a polvo, encuentre de nuevo su integridad. Según ellos, la resurrección de la carne no solo sería imposible, sino perjudicial: censuran la carne, critican sus defectos, la hacen responsable de los pecados; dicen que si esta carne ha de resucitar, también resucitarán sus defectos. ¡Cuan ciegos son los ojos del entendimiento! Si en esta tierra, el Señor curó las enfermedades de la carne y devolvió al cuerpo su integridad, cuanto más lo hará en el momento de la resurrección para que la carne resucite sin defecto, íntegramente. Esta gente ignora el conjunto de la acción divina en los orígenes de la creación, en la formación del hombre; ignoran por qué han sido hechas las cosas terrestres.

El Verbo dijo: Hagamos al hombre a nuestra imagen y semejanza .Es evidente que el hombre, modelado a imagen de Dios, es de carne: ¡que absurdo menospreciar la carne modelada por Dios según su propia imagen! Que la carne es preciosa a los ojos de Dios es evidente por ser su obra. Y ella es lo más precioso a los ojos del Creador porque en ella se encuentra el principio de su proyecto para el resto de la creación. Además su Hijo se hizo carne.

 

SAN JUSTINO

( + 163 )

 

domingo, 7 de julio de 2013

¿SABER O AMAR?


 

¿Por qué empeñarse en saber

Cuando es tan  fácil amar?

Dios no te manda entender;

No pretende que su mar

Sin playa pueda caber

En tu mínimo pensar.

 

Dios solo te pide amor:

Dale todo el tuyo, y más,

Siempre más, con más ardor,

Con más ímpetu. ¡Verás

Como amándole mejor,

Mejor lo comprenderás.

 

Amado NERVO

 

 

sábado, 6 de julio de 2013

LA EVANGELIZACIÓN.



El evangelio de hoy tiene especiales resonancias para este Año de la Fe convocado por Benedicto XVI. El anterior Papa nos invitaba así a profundizar en las verdades del Credo, pero también hace hincapié en la necesidad de comunicar la fe a los demás, no solo llevándola a quienes no la conocen, sino también volviendo a plantearla a aquellos que eran creyentes pero ya no se reconocen como tales.

Esa conciencia de no dejar de transmitir la fe, de reconocer que la mies es abundante, tomó bajo el pontificado de Juan Pablo II, la forma de “nueva evangelización”. En el texto de este domingo se nos vuelve a llamar la atención sobre esa urgencia, conectada con el ser mismo de la Iglesia que no puede dejar de ser misionera. Todos los miembros de la Iglesia participamos por el bautismo de esta misión, Jesús envía a los setenta y dos para que lo precedan. Dice san Gregorio :”El Señor sigue a sus predicadores. La predicación prepara y entonces el Señor viene a vivir en muchas almas.

David AMADO FERNÁNDEZ

jueves, 4 de julio de 2013

SÉ CREYENTE Y SÉ MI APÓSTOL.

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El Señor dice a Tomás: Mete tu dedo en la marca de los clavos. Tú me buscabas siendo así que yo no estaba allí. Y yo conocía tu deseo a pesar de tu silencio. Antes de que me lo digas, yo sé lo que piensas. Te he oído hablar y, aunque invisible, estaba junto a ti, cerca de tus dudas; sin hacerme ver, te he hecho esperar, para ver mejor tu impaciencia. Mete tu dedo en la marca de los clavos. Mete tu mano en mi costado y no seas incrédulo sino creyente.
Entonces Tomás lo toca, y su desconfianza cae totalmente, lleno de una fe sincera y de  todo el amor que se debe a Dios, exclama: ¡Señor mío y Dios mío! Y el Señor le dice: Porque me has visto, has creído; ¡dichosos los que crean sin haber visto! Como diciéndole :”Tomás, lleva la buena nueva de mi resurrección a aquellos que no me han visto. Arrastra a toda la tierra a creer, no a sus ojos, sino a tu palabra. Recorre todos los pueblos y ciudades lejanas. Enséñales a llevar, sobre las espaldas, la cruz en lugar de las armas, no hagas más que anunciarme. Ellos creerán y me adorarán. No exigirán otras pruebas. ¡diles que están llamados por la gracia! Y tú contempla su fe. ¡Dichosos, de verdad, los que no me han visto y han creído! Me han reconocido con los ojos de la fe, no con los del cuerpo.
Así es el arma que levanta el Señor; así son los hijos de la pila bautismal, las obras de la gracia, la cosecha del Espíritu. Han seguido a Cristo sin haberlo visto, lo han buscado y han creído. No han metido su dedo en las marcas de los clavos, sino que se han apegado a su cruz y la han abrazado con sus sufrimientos. No han visto el costado del Señor abierto, pero, por la gracia, han llegado a ser miembros de su cuerpo y han hecho suya su palabra: ¡Dichosos los que crean sin haber visto!

Basilio de SELEUCIA
(Arzobispo, + 458)