viernes, 27 de septiembre de 2013

MI CITA DE LA MAÑANA.


 Cada mañana sales al balcón

Y oteas el horizonte

Por ver si vuelvo.

 

Cada mañana bajas saltando las escaleras

Y echas a correr por el campo

Cuando me adivinas a lo lejos.

 

Cada mañana me cortas la palabra

Y te abalanzas sobre mí:

Me rodeas con un abrazo redondo

El cuerpo entero.

 

Cada mañana contratas la banda de músicos

Y organizas una fiesta para mí

Por el ancho mundo.

 

Cada mañana me dices al oído

Con voz de primavera:

Hoy puedes empezar de cero.

 

Patxi LOIDI

 

domingo, 22 de septiembre de 2013

JUDÍO, ISRAELITA, SIONISMO, HEBREO.


 

JUDÍO, ISRAELITA, HEBREO, SIONISTA.

 

El término       JUDÍO   tiene dos aspectos. Nació del gentilicio que usaron los persas y los naturales del territorio de Judá y tomó después un sentido religioso, así que también es válido para designar a cualquier miembro de religión judía. E incluso tiene un matiz nacionalista: en Israel hay quien no cree en nada en absoluto, y quien cree solo en la religión, pero ambos se sienten judíos. La definición oficial se limita a afirmar que judío es todo aquel que nace de vientre judío.

En cuanto al término  ISRAELITA, es el que define al pueblo de Israel. Se suele utilizar para aludir a los tiempos bíblicos, mientras que para designar al ciudadano de Israel actual se utiliza el gentilicio Israelí. No es una ley gramatical, pero sí una distinción útil.

Por su parte, el  SIONISMO  es un corriente de pensamiento que nace en la Alemania del siglo XIX con Thomas Herzl. Su propósito es reconstruir el Estado de Israel utilizando la influencia y el dinero de los judíos de todo el mundo. Es una teoría que se hace praxis: empiezan a recoger dinero y a comprar terreno en Israel bajo el imperio británico, lo que hubiera sido imposible durante el imperio otomano. A partir de 1918 adquieren tierras que fueron el punto de partida de lo que podríamos llamar posesiones del Estado. Luego aparece otra  corriente que, acogiendo el sionismo como ideología  para establecerse en Israel, lo tiñe de socialismo. Son los judíos que llegan durante el mandato británico y fundan las primeras granjas colectivas. Finalmente el sionismo se convierte en ideología.

El apelativo  HEBREO   lo utilizan los extranjeros en la Biblia para designar a los israelitas por el hecho de que hablan hebreo, un idioma semítico, primo del arameo, del siríaco y del árabe. Con el tiempo se convirtió en una lengua sacra, algo semejante al latín para nosotros. No había desaparecido, pero no era una lengua viva. Cuando se crea el estado de Israel, uno de sus problemas es la babel idiomática de los pioneros que llegan de 50 o 60 naciones distintas. Se logró la unidad restaurándolo en una labor extraordinaria. A los que fueron después se les sumergió en el hebreo, lo que constituyó un aglutinante poderoso.

 

José Manuel SANCHEZ CARO.

Director del Instituto Español Bíblico de Jerusalén.

 

 

miércoles, 18 de septiembre de 2013

LA COMPASIÓN.


No intentes distinguir al que es digno del que no lo es. Que todos  los hombres sean iguales ante tus ojos para amarlos y servirlos. Que la compasión venza siempre en tu balanza hasta el momento en que sientas en ti la compasión que Dios siente hacia el mundo. ¿Cuándo reconoce el hombre que su corazón ha alcanzado la pureza? Cuando considera buenos a todos los hombres sin que ninguno la parezca impuro o manchado. Verdaderamente es entonces cuando es puro de corazón.
Y ¿Qué es la pureza? En pocas palabras: es la compasión del corazón hacia el universo entero. Y ¿Qué es la compasión del corazón?  Es la llama que arde por toda la creación, por todos los hombres, por todos los animales, por todos los demonios, por todo ser creado. Cuando piensa en ellos o cuando los mira, el hombre siente que sus ojos se llenan de lágrimas por una profunda e intensa piedad que le oprime el corazón y que le hace incapaz de tolerar, de oír, de ver el más mínimo error o la menor aflicción soportada por una criatura. Por eso, la oración acompañada de lágrimas se extiende a todas horas tanto hacia los seres desprovistos de palabra, como sobre los enemigos de la verdad, o sobre los que le perjudican, para que todos ellos sean guardados y purificados. Una compasión inmensa y sin medida nace en el corazón del hombre a semejanza del de Dios.

S. ISAAC DE SIRIA.

(640 – 700) 

sábado, 14 de septiembre de 2013

LA FAMILIA EN LA PRIMERA ALIANZA.


 

 

La familia – la tribu, el clan – constituía la identidad primordial de un hombre o una mujer. Dictaba donde debían vivir, como tenían que trabajar y con quien tenían que casarse. La unidad de la familia era el vínculo de la alianza con todos sus derechos, deberes y lealtades. En el vocabulario, el miembro superior recibía el nombre de “padre”, su inferior el de “hijo”, y los miembros semejantes el de “hermanos”.

Cada una de esas amplías familias constituía una unidad económica. La palabra “economía” procede de la griega oikonomía que significa “ley de la casa”. El puesto del mercado, con sus compras y sus ventas, era un asunto familiar; la profesión de un hombre no era tanto el resultado de una elección personal, sino que obedecía a las necesidades familiares.

Cada una de esas amplías familias era una unidad militar. La familia miraba por sí misma y estaba preparada para defender a su gente, su tierra y su negocio. Si un miembro estaba cautivo, la familia enviaba a un pariente – redentor – en hebreo:" go ‘ el", para rescatar a la víctima o vengar el crimen.

Cada una de esas amplías familias era una unidad religiosa. Toda la familia estaba unida en la profesión de la religión y en la práctica de los sacrificios. Los padres representaban el papel sacerdotal, ofrecían el sacrificio por su familia y transmitían el oficio a sus hijos primogénitos.

Cada una de esas amplías familias estaba gobernada por tribunales propios. La familia solía decidir sobre sus disputas internas y juzgaba los delitos cometidos por sus miembros, contra sus miembros o en sus tierras. Los más ancianos de la tribu ejercían de jueces.

 

Scott HAHN

 

 

miércoles, 11 de septiembre de 2013

APRENDIZAJE DEL AMOR A SÍ MISMO.



El gran secreto de toda fecundidad y crecimiento espiritual es aprender a dejar hacer a Dios: Sin mí no podéis hacer nada. Así, una de las condiciones más necesarias para permitir que la gracia de Dios obre en nuestra vida es decir “Sí” a lo que somos y a nuestras circunstancias.
Dios es realista. Su gracia no actúa en lo imaginario, lo ideal o lo soñado, sino sobre lo real y lo concreto de nuestra existencia. La persona a la que Dios ama con cariño de un Padre no es la que a mí me gustaría ser. Es sencillamente “la que soy”. Dios no ama personas virtuales. A Él no le interesa santos de pasta flora, sino nosotros, pecadores como somos. A veces perdemos tontamente el tiempo quejándonos de no ser de tal o cual manera, por tener tal defecto o limitación. Pero lo que a menudo, impide la acción de la gracia en nuestra vida no son tanto nuestros pecados como esa falta de aceptación de nuestra debilidad. Para “liberar” la gracia en nuestra vida y permitir esas transformaciones, bastaría decir un “sí” a esos rechazos interiores. Admitirlos. Si no admito tal falta o debilidad o haber caído en este o aquel pecado, sin darme cuenta hago estéril la acción del Espíritu Santo. Éste influye en mí en la medida en que lo acepte. Y si no me acepto como soy, impido que el Espíritu Santo me haga mejor.

Jacques PHILIPPE
La libertad interior.


domingo, 8 de septiembre de 2013

NIUNGÚN PECADO ES UNA ISLA.


 

Todo pecado es personal. En algún lugar alguien comete este o aquel pecado concreto, tanto si es mortal como si es venial. Pero ningún pecado es una isla. Los pecados engendran otros pecados, no solo en el pecador, sino también en los demás. Cuando pecamos, cambiamos el ambiente moral, quizá imperceptiblemente al principio, pero nuestras faltas ruedan con las pequeñas faltas de muchas otras personas creando una especie de efecto bola de nieve moral. El pecado pequeño de una persona puede dar permiso tácito para pecados ligeramente más serios de un testigo, y este proceso de igual degradación continúa… hasta que alguien decide el momento de dar marcha atrás.

Todo pecado tiene una dimensión social. Además tenemos una responsabilidad en los pecados de los demás cuando cooperamos con ellos:

-          participando directa y voluntariamente:

-          ordenándolos, aconsejándolos, alabándolos o aprobándolos (incluso sonriendo)

-          no revelándolos, ni impidiéndolos cuando se tiene obligación de hacerlo.

-          Protegiendo a los que hacen el mal.

San Ambrosio escribió: “Tendremos que dar cuenta de cada palabra ociosa, pero también de cada silencio ocioso.”

Los pecados que confesamos son personales y reales. Los míos son míos. Los tuyos son tuyos. Cada uno es responsable de ellos. Pero no solo hay pecados que nos afectan y debilitan. Como vivimos en sociedad, como vivimos en familia, no podemos evitar la influencia de los pecados de los otros. Aunque cada pecado tiene exactamente un padre, todos tienen una genealogía común. En cierto sentido, todos descienden del pecado original.

 

Scott HAHN

jueves, 5 de septiembre de 2013

LA TENTACIÓN.



Las tentaciones no deben asustarte; a través de ellas Dios quiere probar y fortificar tu alma, y Él te da, al mismo tiempo, la fuerza para vencerlas. Hasta aquí tu vida ha sido la de un niño; desde ahora el Señor quiere tratarte como adulto. Ahora bien, las pruebas de un adulto son muy superiores a las de un niño, y esto explica por qué tú, al principio, te turbas tanto. Pero la vida de tu alma pronto recuperará la tranquilidad. Ten un poco de paciencia, y todo irá mejorando.
Deja, pues, caer estas vanas aprensiones. Acuérdate de que no es la sugestión del Maligno la que hace la falta, sino más bien el consentimiento que se da a estas sugestiones. Solamente una voluntad libre es capaz del bien y del mal. Pero cuando la voluntad gime por el efecto de la prueba infligida por el Tentador y cuando ella no quiere lo que este le propone, no solamente no hay falta, sino que hay virtud.
Guárdate mucho de  caer en la agitación cuando luchas contre tus tentaciones, porque este no haría sino fortificarlas. Es necesario tratarlas con desprecio y no ocuparte más de ellas. Vuelve tu pensamiento hacia Jesús crucificado, su cuerpo puesto en tus brazos, y di: “¡Esta es mi esperanza, la fuente de mi gozo! Me uno a Él con todo mi ser, y no te dejará hasta que no me hayas dado seguridad.


San PIO DE PIETRELCINA    

domingo, 1 de septiembre de 2013

TU NOMBRE.


 

“El nombre indica la esencia, el meollo de la persona; si la persona se distingue, se condensa y empieza a ser, es en virtud del nombre. El nombre atrae sobre el que lo lleva la protección y una gracia particular del cielo; lo reviste de la imagen guardiana y rectora de los santos y los grandes que lo llevaron antes; le traza un destino; es como una plegaria y una evocación perpetua que surge desde el corazón de la tierra.” (Lanza del Vasto).

Alude este autor a la costumbre tan cristiana de imponer nombres de santos a los que van a recibir el bautismo. La descristianización actual de esto que llamamos Occidente se debe a muchas causas; una de ellas, aunque mínima, ¿No habrá sido la invasora moda pagana de poner nombres no cristianos a los bebés en el bautismo? Se llamará, qué sé yo, Messi o Elfo el niño, Anduriña o Rolindy la niña, o les pondrán nombres exóticos que parecen música, pero no dicen nada.

Actualmente, nos cuesta entender que el nombre propio pueda expresar la individualidad de un ser. Y sin embargo, ¿No nos ocurre que a saber el nombre de una persona desconocida, reaccionemos para algunas de ellas,  diciendo que “no le pega el nombre”?

Dios comenzó su obra creadora poniendo nombres: luz, noche, sol, luna, hierba, mar… y al llamar a las criaturas hizo venir a la existencia lo que no existía (Rom 4, 17) en cierto sentido la creación quedó realizada plenamente cuando cada criatura tuvo un nombre.

 

Manuel IGLESIAS GONZALEZ  S.J.