sábado, 28 de junio de 2014

SAN PEDRO Y SAN PABLO.


 
 
La iglesia aplica a los apóstoles Pedro y Pablo estas palabras: “Son hombres de misericordia, cuyos beneficios no caen en el olvido; los bienes que dejaron a la posteridad siguen existiendo”. Podemos llamarlos hombres de misericordia porque han obtenido misericordia para ellos mismos, porque están llenos de misericordia y porque es en su misericordia que Dios nos los ha dado.
Ved, en efecto, qué misericordia han obtenido. Si interrogáis a San pablo sobre este punto, él os dirá de sí mismo: yo empecé siendo un blasfemo, un perseguidor, pero he obtenido la misericordia de Dios. Pero si Pablo ha pecado, lo ha hecho sin saberlo ya que no tenía la fe; Pedro al contrario, tenía los ojos bien abiertos en el momento de su caída. Pero donde abundó el pecado, sobreabundó la gracia. Si san Pedro ha podido ascender a un grado de tal santidad después de haber sufrido una caída tan fuerte, ¿quién podrá ahora desesperarse, por poco que quiera salir también de sus pecados? ¿Quién no será absuelto de sus faltas pasadas como lo fueron antes Pedro y Pablo? Si has pecado, ¿Pablo no ha pecado antes? Si  has caído ¿Pedro no lo hizo más que tú? Uno y otro, haciendo penitencia, no solo obtuvieron la salvación, sino que han llegado a ser grandes santos, e incluso se han convertidos en los ministros de la salvación, los maestros de la santidad. Haz tú lo mismo, ya que por ti la Escritura los llama “los hombres de la misericordia”.
 
San BERNARDO
(1090  -  1153)

jueves, 26 de junio de 2014

UNA LUCHA DE AMOR.


 

El encuentro con Dios, ese “hacerle caso”, supone esfuerzo diario, lucha por progresar. No es como quien está en posición de algo, sino como el caminante que intenta llegar a su destino: no puede pararse. San Pablo lo llama un combate. Pero estamos ante un combate muy singular.

En este mundo, cuando peleas, lo haces contra algún enemigo; para defender lo propio: tu vida, tus derechos, tus proyectos… en el caso del combate espiritual, por contraste, tu pelea es a favor del Otro – que es Dios – y en contra de ti mismo: de tus defectos, de las personales inclinaciones desviadas, a veces incluso de legitimas aspiraciones, si Él te pidiera otra cosa.

Un combate así tiene muy pocas probabilidades de éxito. Combatir a favor del enemigo, por una decisión heroica de la voluntad, podrá resistir muy pocas escaramuzas. Y, sin embargo, el combate a que te invito es para toda la vida; y, por si fuera poco, debe ser optimista y alegre. ¿Cuál es el secreto?

Desde siempre la catequesis cristiana ha enseñado que el secreto es el Amor. Amar a Dios hace posible ese milagro paradójico. Un amor que manifieste lo que el Señor nos pide a ti y a mí, en su mandamiento primero: AMARÁS AL SEÑOR TU DIOS CON TODO TU CORAZÓN, CON TODA TU ALMA, CON TODA TU MENTE. Este amor a Dios incita a desear ardientemente darle gloria y hacer su voluntad, antes que satisfacer nuestros gustos e intereses.

También en la vida humana, a su medida, el amor hace posible sacrificarse generosamente por los demás (hijos, padres, cónyuge, caritas…) sin dar importancia a las renuncias que comporta. Incluso sin buscar recompensa o agradecimientos.

 

Manuel ORDEIG CORSINI.

domingo, 22 de junio de 2014

PEDRO ¿ME AMÁS?


 

 
A la hora de la prueba, Pedro negó tres veces a su Maestro. Y su voz temblaba cuando respondió: Señor, Tú sabes todo, Tú sabes que te amo. Y sin embargo, no respondió "Y no obstante, Señor, te he decepcionado, sino solamente : Tú sabes que te amo. Al decir esto, sabía ya que Cristo es la piedra angular sobre la cual por encima de toda debilidad humana, puede crecer en esta construcción que tendrá la forma de amor. A través de todas las situaciones y de todas las pruebas. Hasta el fin. Por eso escribirá un día en su Carta el texto sobre Jesucristo, la piedra angular sobre la cual vosotros, como piedras vivas, sois edificados como casa espiritual para un sacerdocio santo, para ofrecer sacrificios espirituales agradables a Dios por Jesucristo.

Todo esto no significa otra cosa que responder siempre y constantemente, con tenacidad y de manera consecuente, a esa única pregunta: ¿Tú amas? ¿Tú me amas? ¿Me amas cada vez más?

Es en efecto, esta respuesta, es decir, este amor, lo que hace que seamos linaje escogido, sacerdocio regio, gente santa, pueblo adquirido. Es la que hace que proclamemos las obras maravillosas de aquel que nos ha llamada de las tinieblas a su luz admirable. Todo esto Pedro lo supo con la absoluta certidumbre de su fe. Y todo esto lo sabe, y lo continua confesando, en sus sucesores.

San JUAN PABLO II

viernes, 20 de junio de 2014

LA SANGRE DE CRISTO.


 

¿Quieres saber el valor de la sangre de Cristo? Remontémonos a las figuras que profetizaron y recordamos las antiguas Escrituras. Dice Moisés: inmolad un cordero de un año, tomad su sangre y rociad las dos jambas de la casa. “¿Qué dices Moisés? la sangre de un cordero irracional, ¿puede salvar a los hombres dotados de razón?” “Sin duda, responde Moisés, no porque se trate de sangre, sino porque en esta sangre se contiene la profecía de la sangre del Señor”. Si hoy el enemigo, en lugar de ver las puertas rociadas con sangre simbólicas, ve brillar en los labios de los fieles, puertas de los templos de Cristo, la sangre del verdadero Cordero, huirá todavía más lejos.

¿Desead descubrir  aún por otro medio el valor de esta sangre? Mira de donde brotó y cual fue su fuente. Empezó a brotar en la misma cruz y su fuente fue el costado del Señor. Uno de los soldados se acercó con la lanza y le traspasó el costado y al punto salió agua y sangre: agua, como símbolo del Bautismo; sangre como figura de la Eucaristía. El soldado le traspasó, abrió una brecha en el muro del templo santo, y yo encuentro el tesoro escondido. Esto fue lo que ocurrió con el cordero: los judíos sacrificaron el cordero. Y yo recibo el fruto del sacrificio. Del costado, salió sangre y agua. Con el Bautismo y la Eucaristía, que han brotado del costado, se edifica la Iglesia. Del costado de Jesús se formó, pues la Iglesia, como del costado de Adán fue formada Eva.

 

San Juan CRISOSTOMO

domingo, 15 de junio de 2014

LA FONTE.


 

Qué bien sé yo la fonte que mana y corre,

Aunque es de noche.

Aquella eterna fonte está escondida,

Qué bien sé yo dó tiene su manida,

Aunque es de noche.

Su origen no le sé, pues no lo tiene,

Más sé que todo origen de ella viene,

Aunque es de noche.

Sé que no puede ser cosa tan bella

Y que cielos y tierra beben de ella,

Aunque es de noche.

Bien sé que suelo en ella no se halla,

Y que ninguno puede vadealla,

Aunque es de noche.

Su claridad nunca es  escurecida,

Y sé que toda luz de ella es venida,

Aunque es de noche.

Sé ser tan caudalosos sus corrientes,

Que infiernos, cielos riegan, y las gentes,

Aunque es de noche.

El corriente que nace de esta fuente,

Bien sé que es tan capaz y omnipotente,

Aunque es de noche.

El corriente que de estas dos procede

Sé que ninguna de ellas le precede,

Aunque es de noche.

Bien sé que tres en sola una agua viva

Residen, y una de otra se deriva,

Aunque es de noche.

Aquesta eterna fonte está escondida

En este vivo pan por darnos vida,

Aunque es de noche.

Aquí se está llamando a las criaturas,

Y de esta agua se hartan, aunque es a oscuras,

Aunque es de noche.

Aquesta viva fuente que deseo,

En este pan de vida yo la veo,

Aunque es de noche.

San JUAN  DE  LA  CRUZ

LA MORADA DE DIOS.


 

Mi Padre lo amará y vendremos a él y haremos él nuestra morada. ¡Qué fiesta recibir a Dios en la morada de nuestro corazón! Si un amigo rico y poderoso, o simplemente amigo de verdad, quisiera visitarte, obviamente arreglarías y limpiarías toda la casa para que nada le molestara al entrar. Lo mismo quien prepara para Dios la morada de su alma limpia la suciedad de sus malas acciones.

Fíjate bien en lo que dice la Verdad: Vendremos y haremos en su casa nuestra morada. Porque Dios puede pasar por el corazón sin morar en él. Cuando tienen remordimiento, ven bien la mirada de Dios, pero cuando viene la tentación , olvidan el propósito de su anterior arrepentimiento y caen en sus pecados, como si nunca los hubiera llorado. Por el contrario, en el corazón de quien verdaderamente ama a Dios, el Señor viene y mora en  él, porque el amor de Dios  lo llena tanto que no se aparta de este amor en el momento de la tentación. Por lo tanto aquel cuya alma no acepta ser dominada por un mal placer, ama verdaderamente a Dios: Aquellos que no me aman no guardan mis palabras. Examinaos cuidadosamente, queridos hermanos, preguntaos si realmente amáis a Dios. Pero no os fieis de la respuesta de vuestro corazón sin compararlo con vuestras acciones.

 

San GREGORIO MAGNO.

(540  -  604)

jueves, 12 de junio de 2014

EL RESPETO HUMANO.


 
Hoy, os traigo un extracto de una homilía del Cura de ARS. El lenguaje es muy diferente de los otros textos que os propongo, pero hay que meterse en el ambiente, las fechas en que fueron dichas. Además el Cura de ARS  era un hombre sencillo, de un medio muy sencillo y para un medio muy sencillo. Pero todo se puede aprovechar,

 

¿Cuántas veces el maldito respeto humano te ha impedido entrar en una iglesia?

¿Cuántas veces has escondido un libro de oración o lectura piadosa cuando llegó alguien a tu casa?

¿Cuántas veces no te has atrevido a hacer la señal de la cruz al pasar delante de una iglesia?

¿Porqué escondes debajo de la ropa, tu cruz o tu medalla?

Todo eso por el temor de que se burlasen de ti.  ¡Qué triste vida lleva el que quiere agradar al mundo y a Dios! ¡Maldito respeto humano! ¡Qué culpable es el desprecio de las gracias que Dios nos confiere para salvarnos!

¡Cuantos han comenzado el camino de su reprobación por el respeto humano, porque a medida que iban despreciando las gracias que les concedía Dios, la fe se va amortiguando en su alma! Poco a poco van sintiendo menos la gravedad, primero de la falta, luego del pecado y la pérdida del cielo. Así se acaba por caer en una completa parálisis, por no darse cuenta del infeliz estado de su alma.

En su vida pública, Jesús colmaba de gracias a los ciegos, tullidos, incluso los difuntos; y vemos que pocos publicaban los beneficios que acababan de recibir. Si se hallaban al lado de Jesús, le reconocían; pero cuando se hallaban con los judíos, parecían aprobarlos con su silencio. Es exactamente lo que hacemos : a solas, damos gracias al Señor por los beneficios recibidos; pero si estamos con frívolos o críticos, parecemos compartir sus sentimientos, aplaudiendo sus impiedades con nuestras sonrisas o nuestro silencio. Es lo que hizo Herodes accediendo a dar la cabeza de S. Juan. O Pilatos lavándose las manos. Haciendo lo que reprobaban.

¿Sabéis por qué se burlan de vosotros?  Porque le tenéis miedo. No es vuestra piedad el motivo de su burla, sino vuestra inconstancia y vuestra flojedad. Además, si os mostráis firmes en vuestra actitud, lo más probable es que finalmente la acepten e incluso os admiren.

¡Maldito respeto humano!  

 

Santo CURA DE ARS. JEAN MARIE VIANNEY.
(1786  - 1859)

sábado, 7 de junio de 2014

ESPÍRITU SANTO.


Espíritu Santo, eres el alma de mi alma.

Te adoro humildemente.

Ilumíname, fortifícame, guíame, consuélame.
 
Y en cuanto corresponde al plan  del eterno Padre Dios, revélame tus deseos.

Dame a conocer lo que tu Amor eterno desea de mí.

Dame a conocer lo que debo realizar.

Dame a conocer lo que debo sufrir.

Dame a conocer lo que, silencioso, con modestia y en oración

debo aceptar, cargar y soportar.

Sí, Espíritu Santo,

Dame a conocer tu voluntad y la voluntad del Padre.

Pues toda mi vida no desea ser otra cosa

que un continuado y perpetuo sí

a los deseos y al querer del eterno Padre Dios.

Amen.

 

José KENTENICH  

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viernes, 6 de junio de 2014

MI PADRE OS DARÁ OTRO DEFENSOR.



Igual que Jesús predicaba, así ahora el Espíritu Santo predica; igual que enseñaba, así el Espíritu Santo enseña; igual que Cristo consolaba, el Espíritu Santo consuela y alegra. ¿Qué pides? ¿Qué buscas? ¿Qué más quieres? ¡Tener dentro de ti un consejero, un administrador, uno que te guíe, que te aconseje, que te esfuerce, que te encamine, que te acompañe en todo y por todo! Finalmente, si no pierdes la gracia, andará tan a tu lado que nada puedas hacer, ni decir, ni pensar que no pase por su mano y su santo consejo. Será tu amigo fiel y verdadero; jamás te dejará si tú no lo dejas,

Igual que Cristo obra estas obras espirituales en las ánimas donde mora. Sana los cojos, hace oír a los sordos, da vista a los ciegos, encamina a los errados, enseña a los ignorantes, consuela a los tristes, da esfuerzo a los flacos. Como Cristo andaba entre los hombres haciendo estas tan santas obras, y así como estas obras no las pudiera hacer si no fuera Dios, y las hizo en aquel hombre y las llamamos obras que hizo Dios y hombre, así estas otras que hace acá el Espíritu Santo en el corazón donde mora, las llamamos obras de  Espíritu Santo con el hombre como menos principal.

 

San JUAN DE ÁVILA

(1499  -  1569)

domingo, 1 de junio de 2014

BENDITA VIDA ACTIVA.

 
Usted me pregunta cómo se equilibra mi vida. Yo también me lo pregunto. Estoy cada día comido por el trabajo, correspondencia, teléfono, artículos, visitas. Soy, con frecuencia, como una roca golpeada por todos lados por las olas que suben. No queda más escapada que por arriba. Durante una hora, durante un día, dejo que las olas azoten la roca; no miro el horizonte, solo miro hacia arriba, hacia Dios. ¡oh bendita vida activa, toda consagrada a Dios, toda entregada a los hombres y cuyo exceso mismo me conduce para encontrarme y dirigirme hacia Dios! Él es la la sola salida posible en mis preocupaciones, mi único refugio.
En Dios me siento lleno de una esperanza casi infinita. Mis preocupaciones se disipan. Se las abandono. Yo me abandono todo entero entre sus manos. Soy yo de él, y él tiene cuidado de todo y de mí mismo. Mi alma, por fin, reaparece tranquila, serena. Las inquietudes de ayer, las mil preocupaciones porque venga a nosotros tu reino, y aun el gran tormento de hace pocos momentos ante el temor del triunfo de mis enemigos, todo deja sitio a la tranquilidad de Dios, poseído inefablemente en lo más espiritual de mi alma. Dios, la roca inmóvil contra la cual se rompen en vano todas las olas. Dios, el perfecto resplandor que ninguna mancha empaña. Dios, el triunfador definitivo, está en mí. Yo lo alcanzo en plenitud al término de mi amor. Toda mi alma está en él, durante un minuto, como arrebatada en él. Estoy bañado de su luz. Me penetra con su fuerza. Me ama. Yo no sería nada sin él. Simplemente yo no sería.
 
San ALBEDRTO HURTADO.
(1901  - 1952)
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