domingo, 31 de agosto de 2014

MI PADRE OS DARÁ OTRO DEFENSOR.


Igual que Jesús predicaba, así ahora el Espíritu Santo predica; igual que enseñaba, así el Espíritu Santo enseña; igual que Cristo consolaba, el Espíritu Santo consuela y alegra. ¿Qué pides? ¿Qué buscas? ¿Qué más quieres? ¡Tener dentro de ti un consejero, un administrador, uno que te guíe, que te aconseje, que te esfuerce, que te encamine, que te acompañe en todo y por todo! Finalmente, si no pierdes la gracia, andará tan a tu lado que nada puedas hacer, ni decir, ni pensar que no pase por su mano y su santo consejo. Será tu amigo fiel y verdadero; jamás te dejará si tú no lo dejas,

Igual que Cristo obra estas obras espirituales en las ánimas donde mora. Sana los cojos, hace oír a los sordos, da vista a los ciegos, encamina a los errados, enseña a los ignorantes, consuela a los tristes, da esfuerzo a los flacos. Como Cristo andaba entre los hombres haciendo estas tan santas obras, y así como estas obras no las pudiera hacer si no fuera Dios, y las hizo en aquel hombre y las llamamos obras que hizo Dios y hombre, así estas otras que hace acá el Espíritu Santo en el corazón donde mora, las llamamos obras de  Espíritu Santo con el hombre como menos principal.

San JUAN DE ÁVILA

(1499  -  1569)

viernes, 29 de agosto de 2014

RUT, LA FIDELIDAD.


.

Los libros bíblicos tienen como tema principal las relaciones de Israel con Yahvé, su fidelidad o su infidelidad a la Palabra de Dios. La historia de la salvación nos presenta a Rut, una muchacha que vivía en los campos de Moab. Hasta allí llega el matrimonio de Elimelec y Noemí. Sus dos hijos tomaron mujeres moabitas: Orfá y Rut (cuyo nombre en hebreo significa “la compañera”). Murió toda la familia, menos Noemí y sus dos nueras. Entonces Noemí decide regresar a su tierra donde ya no hay escasez. Ordá decide quedarse y Rut insiste a su suegra para que le permita acompañarla. Noemí y Rut son modelos de suegra y nuera. La fidelidad de Rut a su marido y su familia llega al extremo de abandonar su pueblo y sus dioses para aceptar los de su esposo fallecido.

Rut acompaña a Noemí, la cuida con generosidad y responsabilidad como si se tratase de su madre. Noemí también cuida de Rut y diseña el matrimonio de Rut con su pariente Booz. Rut obedeciendo a su suegra recibe satisfecha una nueva familia, un nuevo esposo. Por eso Rut es recompensada por la fidelidad de Dios.: llegará a ser la abuela del rey David.

La palabra fidelidad inquieta a muchos porque requiere amor, respeto, perseverancia, lealtad, compromiso. Muchos tienen experiencia de este valor en el noviazgo y en el matrimonio, así como en la amistad. Muchos otros conocen el lado negativo: la infidelidad. En todo ello, lo más importante es la relación con Dios porque solo a través de él se puede ser fiel, puesto que siempre él es fiel.

Como Rut, ¿aceptamos al otro en una donación total? ¿Somos verdaderamente fieles y perseverantes en nuestras relaciones personales? ¿Experimentamos en nuestras vidas la renuncia que nos lleva a la auténtica humildad y al amor reciproco? ¿Sabemos acompañar a quienes más nos necesitan?

Pero… pero, en las sociedades modernas se facilita la ruptura del matrimonio sin haber buscado otros medios para no llegar a ello. Muchos cristianos solicitan el divorcio exprés, o tienen un modelo de matrimonio “tan formal” que cada uno tiene su propio espacio intocable que nada tiene que ver con los valores que constituyen la institución familiar.

Dios permanece fiel desde siempre. En los momentos difíciles, cuando la desesperanza es grande, llegamos a dudar de la presencia de Dios en nuestras vidas. Él permanece fiel en nuestras pruebas y no permite que seamos tentados más allá de nuestras fuerzas. Viene en nuestro auxilio para superar los obstáculos. Pero tenemos que pedírselo y saber escuchar y dejarse llevar.

Xiskya VALLADARES.

 

martes, 26 de agosto de 2014

LETANÍAS DE LA HUMILDAD.


 Del deseo de ser lisonjeado, líbrame, Señor

Del deseo de ser alabado, líbrame, Jesús.

Del deseo de ser honrado, líbrame, Jesús.

Del deseo de ser aplaudido, líbrame, Jesús.

Del deseo de ser preferido a otros, líbrame, Jesús.

Del deseo de ser consultado, líbrame, Jesús.

Del deseo de ser aceptado, líbrame, Jesús.

Del temor de ser humillado, líbrame, Jesús.

Del temor de ser despreciado, líbrame, Jesús.

Del temor de ser reprendido, líbrame, Jesús

Del temor de ser calumniado, líbrame, Jesús.

Del temor de ser olvidado, líbrame, Jesús.

Del temor de ser puesto en ridículo, líbrame, Jesús

Del temor de ser injuriado, líbrame, Jesús.

Del temor de ser juzgado con malicia, líbrame, Jesús.

Que otros crezcan en la opinión del mundo, y yo disminuya, Jesús dame la gracia de desearlo.

Que otros sean alabados y de mí no se haga caso, Jesús, dame la gracia de desearlo.

Que otros sean empleados en cargos y a mí se me juzgué inútil, Jesús, dame la gracia de desearlo.

Que otros sean preferidos a mí en todo, Jesús, dame la gracia de desearlo.

Que los demás sean más santos que yo, con tal que yo sea todo lo santo que pueda, Jesús, dame la gracia de desearlo

 

 

Cardenal MERRY DEL VAL

Escogido de San Bernardo.

lunes, 25 de agosto de 2014

EL DESCONCIERTO EN LA ORACIÓN,


 
Señor  Jesucristo, Dios nuestro, yo tengo un corazón que te busca con inquietud; ni arrepentido, ni lleno de ternura por ti, ni nada de eso que hace volver a los hijos a su heredad. Maestro, yo no tengo lágrimas para orarte. Mi espíritu está en tinieblas a causa de las cosas de la vida y, en su dolor, no tiene la fuerza necesaria para ir hacia ti. Mi corazón está frio en las pruebas, y las lágrimas de amor por ti no pueden calentarlo. Pero, tú, Señor Jesucristo, mi Dios, tesoro de todos los bienes, dame un arrepentimiento total y un corazón apenado para que con toda mi alma salga en tu búsqueda, porque sin ti estaré privado de todo bien; oh, Dios bueno, dame tu gracia. Que el Padre que en la eternidad te engendra en su seno renueve en mí las formas de tu imagen.

Yo te he abandonado; tú no me abandones. Yo me he marchado de ti; sal a buscarme. Condúceme hasta tu pradera; cuéntame entre las ovejas de tu rebaño preferido. Con ellas, aliméntame con la hierba verde de tus misterios divinos. Que pueda ser digno del esplendor de tu gracia y amor hacia el hombre, tú, nuestro Salvador Jesucristo, por los siglos de los siglos.

 

San ISAAC  EL SIRIO   (640  -  700)

jueves, 21 de agosto de 2014

LA CREACIÓN DE HOMBRE.


Cuando una persona ama a otra se alegra de su existencia. Cuenta la Sagrada Escritura que Dios, después de crear al hombre, vio que era bueno, muy bueno, lo que había hecho, como si hubiera dicho: Es bueno que existas. ¡Qué maravilloso que tú existas! El universo no estaría completo si tú no  existieras. No concibo el universo sin ti. Todo ser humano puede decir:” Existo, luego soy amado”.

Así pues, la primera prueba de que Dios nos ama es que nos ha creado.. Él existiría sin  nosotros.. Pero si existimos, nos dice nuestra fe, no es por azar. “No somos el producto casual y sin sentido de la evolución. Cada uno de nosotros es fruto del pensamiento de Dios. Cada uno de nosotros es querido, cada uno es amado, cada uno es necesario” (Benedicto XVI) ¡Qué diferencia entre existir por azar, por el ciego materialismo evolucionista, y existir porque Dios nos ha amado creándonos! ¡Cómo se confirma y alegra nuestro ser!.

El Concilio Vaticano II, siguiendo la doctrina de santo Tomás, enseña por otra parte que el hombre es el único ser de la creación visible al que Dios quiere por sí mismo. Todo lo demás, lo ha querido Dios en función del hombre. ¿No parece esto un derroche? Sí, pero es que el amor de Dios excede, en grado infinito al amor humano, y llega hasta hacernos partícipes de su felicidad infinita y eterna en el Cielo.

 

Javier FERNÁNDEZ-PACHECO

martes, 19 de agosto de 2014

LA EUCARISTÍA: DAR DE COMER A TODOS.


 

Toda celebración eucarística actualiza sacramentalmente el don que Jesús ha hecho de su propia vida en la cruz, por nosotros y por el mundo entero. Al mismo tiempo, en la Eucaristía, Jesús hace de nosotros los testigos de la compasión de Dios por cada uno de nuestros hermanos y hermanas. Es alrededor del misterio eucarístico que nace el servicio de la caridad hacia el prójimo, el cual consiste precisamente en el hecho de que yo amo, en Dios y con Dios, a la persona que no aprecio e incluso que ni tan siquiera conozco: esa persona que pasa al lado mío en la calle, ese mendigo. Esto no se puede dar si no es a partir del encuentro íntimo con Dios, encuentro que llega a tocar al sentimiento. Es entonces cuando aprendo a mirar a esta otra persona no solo con mis ojos y mis sentimientos, sino según la mirada de Jesucristo. De esta manera reconozco, en las personas a las que me acerco, unos hermanos y hermanas por quienes el Señor ha dado su vida amándolos hasta el extremo.

Por consiguiente, cuando nuestras comunidades celebran la Eucaristía, deben hacerse cada vez más conscientes de que el sacrificio de Cristo es para todos, y que la Eucaristía urge a toda persona que cree en él a hacerse pan partido por los demás y, por tanto, a comprometerse por un mundo más justo y más fraterno.

 

BENEDICTO XVI.

 

viernes, 15 de agosto de 2014

LA SANGRE DE LOS MÁRTIRES.


 
La Iglesia del primer milenio nació de la sangre de los Mártires: “La sangre de los mártires es semilla de cristianos” escribió Tertuliano. Los acontecimientos históricos no podían de ninguna manera garantizar a la Iglesia su desarrollo tal como se realizó durante el primer milenio si no hubiera sido gracias a la semilla de los mártires y el patrimonio de santidad que caracterizaron las primeras generaciones cristianas. Al final del segundo milenio, la Iglesia es de nuevo una Iglesia de mártires. El testimonio por Cristo hasta entregar la vida ha llegado a ser un patrimonio común a los católicos, a los ortodoxos, a los anglicanos y a los protestantes como ya lo afirmaba Pablo VI. Es un testimonio que no hay que olvidar.

Esto no deja de tener un acento marcadamente ecuménico. El ecumenismo de los santos, de los mártires es quizá el que convenza más a la gente. La voz de la “comunión de los santos” es más fuerte que la de la división. El mayor homenaje que todas las iglesias pueden rendir a Cristo en el tercer milenio es mostrar la presencia poderosa del Salvador por los frutos de la fe, de la esperanza y del amor en los hombres y mujeres de tantas razas y lenguas que siguieron a Cristo en las diversas formas de la vocación cristiana.

San JUN PABLO II.

lunes, 11 de agosto de 2014

EL PODER DE LA MUERTE NO DERROTARÁ LA IGLESIA.


 
Es motivo de asombro para los creyentes que los malvados prosperen, mientras los siervos de Dios parecen fracasar. La Iglesia tiene un privilegio especial que no posee ninguna otra religión, a saber, que habiendo sido fundada desde la primera venida de Cristo, no desaparecerá hasta que él vuelva otra vez. Mientras tanto, en cada generación, parece que sucumbe y que sus enemigos triunfan. El combate entre la Iglesia y el mundo es así: parece que cada día el mundo le gana terreno a la Iglesia, sin embargo, es la Iglesia la que en realidad se lo gana al mundo.

En este momento, muchas cosas ponen nuestra fe a prueba. No vemos el futuro. Y no es así. No  vemos que lo que parece tener éxito ahora no durará mucho tiempo. Hoy vemos filosofías, sectas y clanes florecientes extenderse. La Iglesia parece pobre e impotente. Rogamos a Dios para que nos instruya: necesitamos que nos enseñe, estamos ciegos. En una ocasión, cuando las palabras de Cristo les había puesta a prueba, los apóstoles le dijeron: Aumenta nuestra fe. Veámoslo sinceramente: no nos conocemos; necesitamos su gracia. Cualquiera que sea la perplejidad que el mundo nos inspira, vayamos a él con un espíritu puro y sincero. Pidámosle humildemente que nos explique lo que no entendemos, que abajemos nuestro corazón cuando se obstina, y que seamos capaces de amarle y obedecerle lealmente cuando le buscamos.

 

Beato JOHN HENRY NEWMAN

            (1801  -  1890)

 

viernes, 8 de agosto de 2014

LA SIMULACIÓN Y EL DISIMULO.


 

Según santo Tomás de Aquino, la mentira es un abuso de las palabras, la simulación es la imitación externa de algo que no existe, el disimulo es esconder la realidad. Fingimos, por ejemplo, escuchar con atención y, mientras tanto, pensamos en nuestras cosas. O, al contrario, simulamos estar concentrado en nuestro trabajo para no evidenciar que escuchamos cada palabra del discurso del otro.

Simulación y disimulo son muy habituales en la vida. A veces son necesarios. Pero santo Tomás los juzga severamente. Dice: “Si se miente con la palabra o con cualquier acción” se comete la misma falta. “La virtud de la verdad exige que el hombre la exprese con los gestos exteriores tal y como sea”

De manera objetiva no se resuelve el problema de la simulación y el disimulo. La vida exige que nuestros sentimientos sean visibles o invisibles, según las circunstancias y las necesidades, de igual modo que abrimos o cerramos las cortinas de la ventana. Por el contrario, la falta de transparencia puede crear desconfianza, puede ser egoísta, maliciosa.

Una forma despreciable de simulación es la hipocresía. El hipócrita finge externamente ser honesto, servicial, religioso, santo, pero por dentro está lleno de malicia. Cristo compara dichas personas con “sepulcros blanqueados” que por fuera resplandecen pero por dentro están llenos de podredumbre. El hipócrita quiere mostrar apariencia de santidad pero en su interior cuida muy poco el progreso de su vida espiritual

 

Cardenal Tomás SPIDLÍK.

(1919  - 2010)

miércoles, 6 de agosto de 2014

EL MAL EN EL MUNDO.


 
Constatar la presencia del mal en el mundo no solo es causa de sufrimiento, sino que también nos lleva a preguntarnos por qué Dios lo permite. En el campo de la historia, como en la parábola del trigo y la cizaña, vemos que coexisten el bien y el mal: encontramos personas buenas y justas rodeadas por malvados, o mediocres. Y aparentemente Dios no hace nada.

Tenemos que confiar en la providencia de Dios y a cultivar la paciencia, según la bella enseñanza del libro de la Sabiduría: diste a tus hijos la dulce esperanza de que, en el pecado,, das lugar al arrepentimiento. Se da el triunfo del bien, de modo inmediato, que es el que, por lo general, escogeríamos nosotros. Pero hay otra victoria, mucho mayor, que no consiste en la destrucción del malvado, sino en su conversión.

Pienso en todos esos padres y madres que han tenido hijos rebeldes, pero que no se han desentendido de ellos, no han querido su destrucción, sino que han perseverado amándoles en medio del sufrimiento. También pienso en profesores y maestros, en tantas personas que, rodeadas de incomprensión, no han dejado de mirar con bondad a quienes les hacían daño, desatendían sus consejos o despreciaban la ayuda que se les ofrecía, o que necesitaban. Hay en todo ello, una manifestación de que el juicio final sobre la historia, y sobre cada uno de nosotros, no está en nuestras manos, sino en las de Dios. Como dice S. Pablo, Dios escudriña los corazones de los hombres; solo Él los conoce a la perfección. Dios siempre rechaza el pecado, pero no quiere la muerte del pecador, sino que se convierta.

¿Qué hacer? Lo primero es querer ver las cosas desde la mirada de Dios para que se cumpla su voluntad, que se realiza para bien del hombre. Por otra parte, no debemos dejar de pensar en cómo ha actuado Jesús. Él no se desentendió de los pecadores, sino que dio su vida por nosotros, pecadores. Venció le mal con su sacrificio y respondió al mal con abundancia de bien. Cuando pensamos en lo que Cristo ha hecho por cada uno de nosotros, en cómo nos ama, aumenta nuestro dolor por el mal, pero también crece la compasión y el deseo de que todos puedan conocer la salvación.

 

David AMADO FERNÁNDEZ

domingo, 3 de agosto de 2014

LOS NOMBRES DE CRISTO: PASTOR.



Solemos ver a Jesús Pastor de manera idílica, sentimental, rodeado de ovejitas. Cada uno es libre de pensar el pastoreo de Jesús con una imagen bucólica, estampa de Primera Comunión. No digo que esté mal, digo que no podemos basar esta imagen en el capítulo 10 de san Juan. Ante todo, porque el escenario donde Jesús habla no es campestre, ni es un ambiente rural, sino el recinto del templo, los atrios del templo. Ni rastro de romanticismo, sino todo lo contrario. Jesús habla de adversarios, está rodeado de enemigos a los que acaba de echarles en cara su dureza de corazón que les impide aceptar como significativa la curación del ciego de nacimiento. “Si fuerais ciegos no tendríais pecado; pero como decís “Vemos” vuestro pecado sigue” les ha dicho (Jn 9,41) y ahora habla de su propia muerte añadiendo que él da la vida por sus ovejas(Jn 10,,11 y 17-18); el olor a oveja se ha convertido en olor a sangre del Pastor. Sí ¡pastorear su rebaño le ha costado caro!

Es el Pastor. El único. Es el amor personificado del Dios Trinitario, que en su hijo Jesús conoce muy bien a los fatigados y quiere hacerlos descansar “en las verdes praderas de su reino (Sal 23, 2). Jesús, el Pastor manso y humilde de corazón, “es de los que tienen sentimientos humildes, no de los que se ensalzan sobre su rebaño” escribió el papa Clemente a los corintios revoltosos (1 Clem 16, 1).

 

Manuel IGLESIAS GONZÁLEZ.

 

viernes, 1 de agosto de 2014

EL TRATO CON DIOS EN LA ORACIÓN.


 

“Pierde el miedo a llamar al Señor por su nombre – Jesús – y a decirle que le quieres”, así resume san Josemaría Escrivá la primera actitud de la oración valiosa. Profundizar en Dios y profundizar en el hombre pasa necesariamente por conocer a Jesús, y mal se le puede conocer si no se le trata: un trato amoroso, como precisa el Catecismo. (429)

Tratar de tú a tú a Jesucristo es la puerta de inabarcables descubrimientos espirituales, porque es el camino para el amor, que es lo único que permite conocer hondamente la Verdad. Es lo que la Iglesia identifica con la Sabiduría: un conocimiento superior a la simple intelección, porque es una ciencia que transforma el corazón. Y te dispone a contemplar.

En la Eucaristía puedes tratar a Dios, a lo mejor, con devoción, porque te parece que estás tratando “algo santo”. Y no te percatas de que no te relacionas con “algo” sino con “Alguien”. Alguien que te está esperándote hora tras hora porque te ama infinitivamente.

Manuel ORDEIG CORSINI