martes, 23 de junio de 2015

EL PRECURSOR.


 En este día nace el gran Precursor, nacido del seno estéril de Isabel.

Es el más grande entre los profetas; nadie más surgió como él, porque es la lámpara que precede a la claridad suprema y la voz que precede al Verbo.

Conduce a Cristo la Iglesia, su novia y prepara para el Señor un pueblo escogido, purificándolo por el agua con vistas al Espíritu.

De Zacarías nace esta joven planta, el más bello entre los hijos del desierto, el heraldo del arrepentimiento, el que purifica por el agua a los que se extraviaban, el precursor del anuncio de la resurrección de entre los muertos, y que intercede por nuestras almas.

Desde el seno de su madre, bienaventurado Juan, fuiste el profeta y el precursor de Cristo: le estremeciste de alegría viendo a la Reina acercarse a la sierva teniendo ante ti al que el Padre engendra sin madre desde toda eternidad.

Tú que naciste de una mujer estéril y anciana, según la promesa del Señor, ruégale que tenga misericordia de nuestras almas.

 

LITURGIA BIZANTINA.

LA ORACIÓN MENTAL.


 
Para que la oración mental sea eficaz, suele ser útil dedicarle diariamente un tiempo fijo. Hay muchos modos de hacerla. Basta con sentarse en una iglesia o en un sitio tranquilo y empezar a charlar con el Señor como haríamos si lo viéramos. Cualquier tema es bueno - a Él le interesa todo lo nuestro -  aunque con el paso del tiempo, aumenta nuestra empatía con su  Corazón y hablamos cada vez menos de lo propio y más de lo suyo.  Así conviene hablar con Dios : de Él, de tí,  alegrías, tristezas, éxitos y fracasos, ambiciones nobles, preocupaciones diarias,  flaquezas, y Amor y desagravio. En dos palabras conocerle y conocerte:  TRATARSE.
Se empieza quizá comentando lo último que nos ha pasado y después se profundiza en algún tema espiritual. Para ello, conviene acompañar esos momentos con un libro de meditación adecuado a nuestras circunstancias, aunque en muchas ocasiones no hará falta porque el diálogo fluye con facilidad. Es el momento de consultarle todo tipo de cuestiones. En lo más honde de la conciencia, más allá del manipulable ámbito psicológico, percibimos la Voluntad de Dios. Cada vez que nos decidimos a secundar sus inspiraciones, experimentamos una profunda paz interior. El Señor, para no imponerse, no suele hablar de modo muy claro, pero poco a poco se aprende a sintonizar con Él. Es una persona real y viva, no simplemente una idea. 

Michel ESPARZA.
Sintonía con Cristo.

 

viernes, 19 de junio de 2015

EL ACTIVISMO.


El amor se forja y se mantiene a base de trato. Si lo descuida alguien que quiere entregar su vida a Dios, corre el peligro de caer en el activismo. En vez de afanarse en su ideal apostólico con el fin de agradar al Señor, se centra en los resultados visibles de su empeño. Sus deterioradas raíces producen frutos efímeros. Parece que aprovecha el tiempo, que se mueve, que organiza, que inventa un modo nuevo de resolver todo... pero es improductivo. No deja poso ni huella porque su deseo de eficacia termina comprometiendo la fecundidad de su labor. "Hemos de trabajar mucho la tierra   - aconseja san Josemaría  - y hemos de trabajar bien, porque esa tarea ordinaria es lo que debemos santificar. Pero no nos olvidemos nunca de realizarla por Dios. Si la hiciéramos por nosotros mismo, por nuestra satisfacción, por orgullo, produciríamos solo hojarasca: ni Dios, ni los hombres lograrían, en árbol tan frondoso, un  poco de dulzura". 

Michel ESPARZA
Sintonía con Cristo

lunes, 15 de junio de 2015

ESE PUEDE SER UN ITINERARIO ESPIRITUAL.


 


 

El itinerario de la vida espiritual va de menos a más. Por ejemplo, María nos conduce a Jesús y, a través de él, accedemos a la familiaridad con Dios Padre. A su vez ese honde sentido de filiación divina es el preludio de una auténtica vida contemplativa que nos adentra en la intimidad de la Santísima Trinidad. De la trinidad de la tierra, pasamos a la Trinidad del Cielo, estableciendo en el Dios Uno y Trino nuestra morada permanente. Quiere el Señor que llegue el momento en el que nuestro corazón permanezca en Él como pez en el agua..

La participación en esa vida trinitaria no es solo nuestra meta definitiva en el Cielo. Ya en la tierra, si somos fieles al compromiso bautismal, el Espíritu inhabita en nuestras almas, y con Él, también las otras dos personas divinas. Al referirse a esa maravilla, Jesús afirma de quien cree en Él: de sus entrañas manarán torrentes de agua viva . (Jn7,38)    

 Michel ESPARZA
Sintonía con Cristo.

 

miércoles, 3 de junio de 2015

LIMITES DE LA MISERICORDIA.


 Nadie puede ser más misericordioso que Dios. Hablando según nuestro modo humano, decimos que la misericordia de Dios también conoce límites, que se detiene ante los perjudicados. Sin embargo, es mejor decir que la misericordia de Dios nunca se detiene y se da siempre, como el sol que da luz.. pero ni siquiera el sol penetra donde se han tapiado las ventanas, para quien se ha refugiado en las tinieblas. Los grandes misterios de la vida después de la muerte no se explican con suposiciones o con teorías ideadas por una tolerancia sentimental hacia todo.

La compasión no puede quedarse en un sentimiento vano. Emplea todos los medios para la corrección, a veces incluso penas severas. No serían "misericordiosos" los cuerpos del Estado que permitieran impunemente robar, violentar a los inocentes, perturbar el orden necesario para vivir. No serían misericordiosos los padres que vician a los niños eludiendo su educación y tampoco los maestros que no exigen que se aprendan las lecciones.

Decimos apropiadamente que el espíritu de venganza  es pagano, pero los cristianos tampoco pueden simplificar tanto la realidad como para descuidar la justicia apelando a la misericordia. Conservar un orden apropiado es más misericordioso hacia los demás que un gesto débil de bondad. Es un cobarde quien invoca la misericordia como excusa para no defender la justicia, como es su deber; es un cobarde quien dice que perdona para evitarse  problemas, dejando sufrir a los inocentes.

Trastoca los valores quien sabe perdonar todo aquello que no le atañe, pero que, al contrario, defiende con gran brío sus derechos cuando el mal se hace contra él. En verdad se pueden perdonar solo los males sufridos. Una misericordia así es confirmación de fe en la unión del cuerpo místico de Cristo. Nadie castiga al pie porque ha tropezado contra una piedra, debería recriminárselo a sí mismo. Si creemos que somos uno en Cristo, perdonemos misericordiosamente para encontrar nosotros a su vez misericordia.

 

Cardenal TOMÁS SPIDLIK.

(1919 - 2010)