viernes, 25 de septiembre de 2015

LA PRESENCIA DE DIOS EN NOSOTROS, BASE DE LA OLRACIÓN.


 

 

Santa Teresa nos dice  que el alma no tiene necesidad de buscar a Dios fuera de sí mismo para orarle. Está dentro, y nos podemos dirigir a Él con la simplicidad del niño que habla a su padre. En otro lugar, la Santa insiste en las ventajas de formarse una convicción viva de la proximidad de Dios..

Y no son necesarias las palabras. Podemos contentarnos con conceder silenciosa atención a nuestro Huésped, confiando que Él ve y acepta el amor y la adoración de nuestro corazón.

No olvidemos la afirmación de Santa Teresa: Oración mental no es otra cosa que tratar de amistad, estando muchas veces tratando a solas con quien sabemos nos ama.

 

Eugene BOYLAN

 

 

lunes, 21 de septiembre de 2015

LA MOTA Y LA VIGA.


 

 

El Señor nos pone en estado de alerta contra el juicio temerario e injusto. Él quiere que actuemos con un corazón sencillo y que solo a Dios dirijamos nuestra mirada. Puesto que el verdadero móvil de muchas acciones se nos escapa¸ sería temerario hacer juicio sobre ellas. Los que más prontamente y de manera temeraria juzgan y censuran a los demás son los que prefieren condenar antes que corregir y conducir al bien¸ y esto denota orgullo y mezquindad. Un hombre, por ejemplo, peca por cólera, y tú le reprendes con odio.

La misma distancia hay entre la cólera y el odio que entre la mota y la viga. El odio es una cólera inveterada que, con el tiempo, ha tomado esta gran dimensión y que, justamente, merece el nombre de viga. Puede ocurrirte que te encolerices deseando corregir, pero el odio no corrige jamás.

 Primeramente aparta lejos de ti el odio, y después podrás corregir al que amas.

 

San AGUSTIN

 

 

 

jueves, 17 de septiembre de 2015

EL NOMBRE DE LA VIRGEN ERA MARÍA.


 
.

 

Ese nombre significa "Estrella del mar"  le encaja admirablemente a la Virgen Madre. Nada es más justo que compararla con una estrella que da sus rayos sin alterarse, como ella da a luz a su hijo sin detrimento de su cuerpo virgen. Es ciertamente esta noble estrella nacida de Jacob, cuyo esplendor ilumina el mundo entero, quien brilla en los cielos y penetra en los infiernos. Verdaderamente esta bella y admirable estrella se levanta por encima del mar inmenso, resplendiendo de méritos, alumbrando por su ejemplo. Todos vosotros, cuando estéis en alta mar, sacudidos por la tormenta y la tempestad, lejos de la tierra firme, poned los ojos en la luz de esta estrella para evitar el naufragio. Si los vientos de la tentación se levantan, si ves acercarse el escollo de la prueba, mira a la estrella, invoca a María.

Si eres sacudido por los vacíos del orgullo, de la ambición, de la maledicencia o de los celos, levanta la mirada hacia la estrella, invoca a María. Si te abruma la grandeza de tus pecados, si te la avergüenza tu conciencia, te espanta el temor del juicio, si estás a punto de zozobrar  en el precipicio de la tristeza y la desesperación, piensa en María. ¡en el peligro, la angustia, la duda, piensa en María! Que su nombre jamás abandone tus labios, ni tu corazón. Siguiéndola, no te extraviarás; rogándola¸ no desesperarás. Y comprenderás por tu propia experiencia cuan justas son estas palabras: EL NOMBRE DE LA VIRGEN ERA MARÍA.

 

San BERNARDO.

(1090  -  1153)

 

sábado, 12 de septiembre de 2015

EL BAUTISMO.


 



 

El fin de toda oración es la unión con Dios. Se podría decir también que la unión con Dios es el comienzo de toda oración, lo mismo que es el comienzo de la vida espiritual. Se suelen desconocer y olvidar demasiado a menudo los admirables efectos del Bautismo, que es la iniciación a la vida del espíritu. Esto constituye una pérdida enorme, pues por este Sacramento se nos hace hijos de Dios de verdad, así como de nombre. No es una mera adopción extrínseca que no tiene efectos internos en nosotros, sino que lo que se produce en nuestra alma es un cambio real e intrínseco, por el cual se nos hace partícipes de la naturaleza divina, en especial de la filiación divina, de suerte que podemos llamar de verdad a Dios: Padre Nuestro. Y aún más: en el bautismo, Dios viene a habitar en nuestros corazones real y verdaderamente, en una forma absolutamente diferente de aquella en que está presente en el resto de la creación.

Nuestro Señor insiste  en que nos dirijamos a Dios como a un Padre: orad a vuestro Padre… el Padre sabe que tenéis necesidad de estas cosas. Orad pues así: Padre Nuestro. Mientras estemos en estado de gracia hay en nosotros aquello que nos hace hijos de Dios, y no meramente de nombre. Si recordamos también que Dios es un Padre, nuestra confianza en la oración tendrá un fundamento seguro y sólido. Nuestra mera postura de rodillas o en cualquier otro gesto de oración ante Dios se convierte en una oración: nuestras debilidades, necesidades, nuestros fallos e infidelidades y hasta nuestros pecados, se convierten en nuestra más elocuente súplica de la compasión paternal. Y esto gracias al Bautismo.

 

Eugene BOYLAN.

 

 

domingo, 6 de septiembre de 2015

EL BIENESTAR.


 

 

 

¡Qué bien se está contigo, Señor, junto al sagrario!

Qué bien se está contigo. ¿Por qué no vendré más?

Hace ya muchos años que vengo a diario

y aquí te encuentro siempre – Amor solitario –

solo, pobre, escondido, ¡pensando en mí quizás!

 

Tú no me dices nada ni yo te digo nada;

si Tú lo sabes todo ¿qué voy a decirte?

Sabes todas mis penas, todas mis alegrías,

sabes que vengo a verte con las manos vacías

y que no tengo nada que te pueda servir.

Siempre que vengo a verte.

siempre te encuentro solo :

¿Será, Señor, que nadie sabe que estás aquí?

 

No sé, pero sé, en cambio, que aunque nadie viniera

aunque nadie te amara ni te lo agradecería,

aquí estarías siempre esperándome a mí…

¿Por qué no vendré más

¡ qué ciego estoy, qué ciego!

Si sé por experiencia que cuando a Ti me llego

Siempre vuelvo cambiado. Siempre salgo mejor.

 

¿A dónde voy, Dios mío,

Cuando a mi Dios no vengo?

¡Si Tú me esperas siempre!

Si a ti siempre te tengo,

Si jamás me has cerrado las puertas de tu Amor.

 

Juana CAROU