Hoy parece que, por el hecho de invocar que
algo es un derecho, efectivamente lo es. Los defensores de la eutanasia no
tienen reparo en reivindicar el derecho a morir... sin embargo, este derecho éticamente
no es viable. No puede haber un derecho a morir igual que no puede haber un
derecho a matar. En el fondo la eutanasia, como el suicidio pretende eliminar
la propia vida, o sea, matarse. Nadie puede detentar ese derecho. Los derechos
humanos son "condiciones instrumentales que permiten a la persona su
realización", según el Tratado de
derecho Constitucional. La muerte no permite "realización"
ninguna. Además, si la eutanasia fuera un derecho, ¿cómo negárselo a nadie? Un
derecho es inalienable y debe respetarse sin condición de raza, cultura,
religión, edad... si morir fuera un derecho, a cualquiera que en su vida le
ocurre que pierda el sentido o las ganas de seguir con vida, podría matarse...
El adjetivo "digna" no quita fuerza al substantivo, como si la
muerte fuera menos muerte por ser digna. La dignidad es algo ligado a la vida,
no a la muerte.
Además ¿Estáis tan seguros de que la muerte
es un alivio, un consuelo, una especie de cámara vacía donde el dolor o la
culpa o la desesperación no persisten?
No, la vida es el mundo de las posibilidades.
Mientras hay vida algo se puede hacer.
Francisco Javier LUENGO MESONERO
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