La santa Comunión, como la palabra misma
implica, es la unión íntima de Jesús con nuestra alma y nuestro cuerpo. Si queremos tener vida y poseerla abundantemente,
debemos vivir de la carne de nuestro Señor. Los santos lo comprendieron tan
bien que podían pasar horas preparándose y más todavía en acción de gracias.
¿Quien podría explicar esto? Cuando
acogéis a Cristo en vuestro corazón después de partir el Pan vivo,
acordaos de lo que nuestra Señora debió de sentir mientras el Espíritu Santo la
envolvía con su sombra y ella, que estaba llena de gracia, recibió el cuerpo de
Cristo. El Espíritu estaba tan fuerte en ella que inmediatamente se levantó de prisa para ir y servir.
Beata TERESA DE
CALCUTA.
(1910 -
1997)
No hay comentarios:
Publicar un comentario