Dios nos da sus gracias según nuestras
necesidades. Dios es una fuente de la cual cada uno saca el agua según sus
necesidades. Así la persona que necesita seis cubos de agua, saca seis; él que
tres, tres; un pájaro que necesita solo un picoteo sólo picotea; un peregrino ,
con el hueco de sus manos puede saciar su sed: lo mismo ocurre con nosotros
respeto a Dios.
Con gran fervor, debemos leer un
capítulo del Nuevo Testamento y hacer tres actos: adorar la Palabra de Dios y
su verdad; entrar en los sentimientos con los cuales nuestra Señor la pronunció
y consentir en estas verdades; y adherirnos a la práctica de estas mismas
verdades. Sobre todo hay que tener cuidado de no leer solo por estudio,
diciendo: “Este pasaje me servirá para tal predicación” ni leer exclusivamente
para nuestra vanagloria.
No hay que desanimarse si, habiendo
leído el evangelio muchas veces durante un mes, dos meses, o más, no somos
iluminados por él. Un día recibiremos una pequeña luz, otro día una mayor, y
todavía una más grande cuando lo necesitemos. Una sola palabra es capaz de
convertirnos; solo falta una.
San
VICENTE DE PAÚL.
(1581 -
1660)
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