La Santa Misa explicada por San Pío de Pietrelcina
TESTIMONIO DEL P. DE
ROBERT, HIJO ESPIRITUAL DEL PADRE PÍO
Él me había explicado poco después de mi
ordenación sacerdotal que celebrando la Eucaristía había que poner en paralelo
la cronología de la Misa y la de la Pasión. Se trataba de comprender y de darse
cuenta, en primer lugar, de que el sacerdote en el Altar es Jesucristo. Desde
ese momento Jesús en su Sacerdote, revive indefinidamente la Pasión.
[2]
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Desde la señal de la cruz inicial hasta el
ofertorio es necesario reunirse con Jesús en Getsemaní, hay que seguir a Jesús en su agonía,
sufriendo ante esta “marea negra” de pecado. Hay que unirse a él en el dolor de
ver que la Palabra del Padre, que él había venido a traernos, no sería recibida
o sería recibida muy mal por los hombres. Y desde esta óptica había que
escuchar las lecturas de la misa como estando dirigidas personalmente a nosotros.
El Ofertorio, es el arresto. La Hora ha
llegado…
El Prefacio, es el canto de alabanza y de
agradecimiento que Jesús dirige al Padre que le ha permitido llegar por fin a esta “Hora”.
Desde el comienzo de la
Plegaria Eucarística hasta la Consagración nos encontramos ¡rápidamente! con
Jesús en la prisión, en su atroz flagelación, su coronación de espinas y su
camino de la cruz por las callejuelas de Jerusalén teniendo presento en el
“momento” a todos los que están allí y a todos aquellos por los que pedimos especialmente.
La Consagración nos da el Cuerpo entregado
ahora, la Sangre derramada ahora. Es místicamente, la crucifixión del Señor. Y por eso el
San Pío de Pietrelcina sufría atrozmente en este momento de la Misa.
Nos reunimos enseguida con Jesús en la Cruz y ofrecemos desde este instante, al
Padre, el Sacrificio Redentor. Es el sentido de la oración litúrgica que sigue
inmediatamente a la Consagración.
El “Por él, con él y en él” corresponde al
grito de Jesús: “Padre, a tus manos encomiendo mi espíritu”.Desde ese momento el Sacrificio es consumado y
aceptado por el Padre. Los hombres en adelante ya no están separados de Dios y
se vuelven a encontrar unidos. Es la razón por la que, en este momento, se
recita la oración de todos los hijos: “Padre Nuestro…..”
La fracción del Pan marca la muerte de Jesús…..
La intinción, el instante en el que el Padre,
habiendo quebrado la Hostia (símbolo de la muerte…) deja caer una partícula del
Cuerpo de Cristo en el Cáliz de la preciosa Sangre, marca el momento de la
Resurrección, pues el Cuerpo y la
Sangre se reúnen de nuevo y es a Cristo vivo a quien vamos a recibir en la
comunión.
La bendición del Sacerdote marca a los fieles
con la cruz, como signo distintivo y
a la vez como escudo protector contra las astucias del Maligno….
Se comprenderá que
después de haber oído de la boca del P. Pío tal explicación, sabiendo bien que
él vivía dolorosamente esto, me haya pedido seguirle por este camino…lo que
hago cada día…¡y con cuánta alegría!.
ASÍ HABLÓ EL PADRE PÍO SOBRE LA MISA EN UN
REPORTAJE
En 1974 se publicó una
obra en italiano, titulada «Cosí parlò Padre Pio»: «Así habló el Padre Pio»
(San Giovanni Rotondo, Foggia, Italia), con el imprimatur de Mons. Fanton, obispo auxiliar de Vincencia.
En este presente trabajo sacamos algunos pasajes en los que el Padre Pío hablaba de la Santa Misa:
Padre, ¿ama el Señor el Sacrificio?
Sí, porque con él regenera el mundo.
Sí, porque con él regenera el mundo.
¿Cuánta gloria le da la Misa a Dios?
Una gloria infinita.
Una gloria infinita.
¿Qué debemos hacer durante la Santa Misa?
Compadecernos y amar.
Compadecernos y amar.
Padre, ¿cómo debemos asistir a la Santa Misa?
Como asistieron la Santísima Virgen y las piadosas mujeres. Como asistió San Juan al Sacrificio Eucarístico y al Sacrificio cruento de la Cruz.
Como asistieron la Santísima Virgen y las piadosas mujeres. Como asistió San Juan al Sacrificio Eucarístico y al Sacrificio cruento de la Cruz.
Padre, ¿qué beneficios recibimos al asistir a
la Santa Misa?
No se pueden contar. Los veréis en el Paraíso. Cuando asistas a la Santa Misa, renueva tu fe y medita en la Víctima que se inmola por ti a la Divina Justicia, para aplacarla y hacerla propicia. No te alejes del altar sin derramar lágrimas de dolor y de amor a Jesús, crucificado por tu salvación. La Virgen Dolorosa te acompañará y será tu dulce inspiración.
No se pueden contar. Los veréis en el Paraíso. Cuando asistas a la Santa Misa, renueva tu fe y medita en la Víctima que se inmola por ti a la Divina Justicia, para aplacarla y hacerla propicia. No te alejes del altar sin derramar lágrimas de dolor y de amor a Jesús, crucificado por tu salvación. La Virgen Dolorosa te acompañará y será tu dulce inspiración.
Padre, ¿qué es su Misa?
Una unión sagrada con la Pasión de Jesús. Mi responsabilidad es única en el mundo -decía llorando.
Una unión sagrada con la Pasión de Jesús. Mi responsabilidad es única en el mundo -decía llorando.
¿Qué tengo que descubrir en su Santa Misa?
Todo el Calvario.
Todo el Calvario.
Padre, dígame todo lo que sufre Vd. durante la
Santa Misa.
Sufro todo lo que Jesús sufrió en su Pasión, aunque sin proporción, sólo en cuanto lo puede hacer una creatura humana. Y esto, a pesar de cada uno de mis faltas y por su sola bondad.
Sufro todo lo que Jesús sufrió en su Pasión, aunque sin proporción, sólo en cuanto lo puede hacer una creatura humana. Y esto, a pesar de cada uno de mis faltas y por su sola bondad.
Padre, durante el Sacrificio Divino, ¿carga
Vd. nuestros pecados?
No puedo dejar de hacerlo, puesto que es una parte del Santo Sacrificio.
No puedo dejar de hacerlo, puesto que es una parte del Santo Sacrificio.
¿El Señor le considera a Vd. como un pecador?
No lo sé, pero me temo que así es.
No lo sé, pero me temo que así es.
Yo lo he visto temblar a Vd. cuando sube las
gradas del Altar. ¿Por qué? ¿Por lo que tiene que sufrir?
No por lo que tengo que sufrir, sino por lo que tengo que ofrecer.
No por lo que tengo que sufrir, sino por lo que tengo que ofrecer.
¿En qué momento de la Misa sufre Vd. más?
En la Consagración y en la Comunión.
En la Consagración y en la Comunión.
Padre, esta mañana en la Misa, al leer la
historia de Esaú, que vendió su primogenitura, sus ojos se llenaron de
lágrimas.
¡Te parece poco, despreciar los dones de Dios!
¡Te parece poco, despreciar los dones de Dios!
¿Por qué, al leer el Evangelio, lloró cuando
leyó esas palabras: «Quien come mi carne y bebe mi sangre»…?
Llora conmigo de ternura.
Llora conmigo de ternura.
Padre, ¿por qué llora Vd. casi siempre cuando
lee el Evangelio en la Misa?
Nos parece que no tiene importancia el que un Dios le hable a sus creaturas y que ellas lo contradigan y que continuamente lo ofendan con su ingratitud e incredulidad.
Nos parece que no tiene importancia el que un Dios le hable a sus creaturas y que ellas lo contradigan y que continuamente lo ofendan con su ingratitud e incredulidad.
Su Misa, Padre, ¿es un sacrificio cruento?
¡Hereje!
¡Hereje!
Perdón, Padre, quise decir que en la Misa el
Sacrificio de Jesús no es cruento, pero que la participación de Vd. a toda la
Pasión si lo es. ¿Me equivoco?
Pues no, en eso no te equivocas. Creo que seguramente tienes razón.
Pues no, en eso no te equivocas. Creo que seguramente tienes razón.
¿Quien le limpia la sangre durante la Santa
Misa?
Nadie.
Nadie.
Padre, ¿por qué llora en el Ofertorio?
¿Quieres saber el secreto? Pues bien: porque es el momento en que el alma se separa de las cosas profanas.
¿Quieres saber el secreto? Pues bien: porque es el momento en que el alma se separa de las cosas profanas.
Durante su Misa, Padre, la gente hace un poco
de ruido.
Si estuvieses en el Calvario, ¿no escucharías gritos, blasfemias, ruidos y amenazas? Había un alboroto enorme.
Si estuvieses en el Calvario, ¿no escucharías gritos, blasfemias, ruidos y amenazas? Había un alboroto enorme.
¿No le distraen los ruidos?
Para nada.
Para nada.
Padre, ¿por qué sufre tanto en la
Consagración?
No seas malo… (no quiero que me preguntes eso…).
No seas malo… (no quiero que me preguntes eso…).
Padre, ¡dígamelo! ¿Por qué sufre tanto en la
Consagración?
Porque en ese momento se produce realmente una nueva y admirable destrucción y creación.
Porque en ese momento se produce realmente una nueva y admirable destrucción y creación.
Padre, ¿por qué llora en el Altar y qué
significan las palabras que dice Vd. en la Elevación? Se lo pregunto por
curiosidad, pero también porque quiero repetirlas con Vd.
Los secretos de Rey supremo no pueden revelarse sin profanarlos. Me preguntas por qué lloro, pero yo no quisiera derramar esas pobres lagrimitas sino torrentes de ellas. ¿No meditas en este grandioso misterio?
Los secretos de Rey supremo no pueden revelarse sin profanarlos. Me preguntas por qué lloro, pero yo no quisiera derramar esas pobres lagrimitas sino torrentes de ellas. ¿No meditas en este grandioso misterio?
Padre, ¿sufre Vd. durante la Misa la amargura
de la hiel?
Sí, muy a menudo…
Sí, muy a menudo…
Padre, ¿cómo puede estarse de pie en el Altar?
Como estaba Jesús en la Cruz.
Como estaba Jesús en la Cruz.
En el Altar, ¿está Vd. clavado en la Cruz como
Jesús en el Calvario?
¿Y aún me lo preguntas?
¿Y aún me lo preguntas?
¿Como se halla Vd.?
Como Jesús en el Calvario.
Como Jesús en el Calvario.
Padre, los verdugos acostaron la Cruz de Jesús
para hundirle los clavos?
Evidentemente.
Evidentemente.
¿A Vd. también se los clavan?
¡Y de qué manera!
¡Y de qué manera!
¿También acuestan la Cruz para Vd.?
Sí, pero no hay que tener miedo.
Sí, pero no hay que tener miedo.
Padre, durante la Misa, ¿dice Vd. las siete
palabras que Jesús dijo en la Cruz?
Sí, indignamente, pero también yo las digo.
Sí, indignamente, pero también yo las digo.
Y ¿a quién le dice: «Mujer, he aquí a tu
hijo»?
Se lo digo a Ella: He aquí a los hijos de Tu Hijo.
Se lo digo a Ella: He aquí a los hijos de Tu Hijo.
¿Sufre Vd. la sed y el abandono de Jesús?
Sí.
Sí.
¿En qué momento?
Después de la Consagración.
Después de la Consagración.
¿Hasta qué momento?
Suele ser hasta la Comunión.
Suele ser hasta la Comunión.
Vd. ha dicho que le avergüenza decir: «Busqué
quien me consolase y no lo hallé». ¿Por qué?
Porque nuestro sufrimiento, de verdaderos culpables, no es nada en comparación del de Jesus.
Porque nuestro sufrimiento, de verdaderos culpables, no es nada en comparación del de Jesus.
¿Ante quién siente vergüenza?
Ante Dios y mi conciencia.
Ante Dios y mi conciencia.
Los Angeles del Señor ¿lo reconfortan en el
Altar en el que se inmola Vd.?
Pues… no lo siento.
Pues… no lo siento.
Si el consuelo no llega hasta su alma durante
el Santo Sacrificio y Vd. sufre, como Jesús, el abandono total, nuestra
presencia no sirve de nada.
La utilidad es para vosotros. ¿Acaso fue inútil la presencia de la Virgen Dolorosa, de San Juan y de las piadosas mujeres a los pies de Jesús agonizante?
La utilidad es para vosotros. ¿Acaso fue inútil la presencia de la Virgen Dolorosa, de San Juan y de las piadosas mujeres a los pies de Jesús agonizante?
¿Qué es la sagrada Comunión?
Es toda una misericordia interior y exterior, todo un abrazo. Pídele a Jesús que se deje sentir sensiblemente.
Es toda una misericordia interior y exterior, todo un abrazo. Pídele a Jesús que se deje sentir sensiblemente.
Cuando viene Jesús, ¿visita solamente el alma?
El ser entero.
El ser entero.
¿Qué hace Jesús en la Comunión?
Se deleita en su creatura.
Se deleita en su creatura.
Cuando se une a Jesús en la Santa Comunión,
¿que quiere que le pidamos al Señor por Vd.?
Que sea otro Jesús, todo Jesús y siempre Jesús.
Que sea otro Jesús, todo Jesús y siempre Jesús.
¿Sufre Vd. también en la Comunión?
Es el punto culminante.
Es el punto culminante.
Después de la Comunión, ¿continúan sus
sufrimientos?
Sí, pero son sufrimientos de amor.
Sí, pero son sufrimientos de amor.
¿A quién se dirigió la última mirada de Jesús
agonizante?
A su Madre.
A su Madre.
Y Vd., ¿a quién mira?
A mis hermanos de exilio.
A mis hermanos de exilio.
¿Muere Vd. en la Santa Misa?
Místicamente, en la Sagrada Comunión.
Místicamente, en la Sagrada Comunión.
¿Es por exceso de amor o de dolor?
Por ambas cosas, pero más por amor.
Por ambas cosas, pero más por amor.
Si Vd. muere en la Comunión ¿ya no está en el
Altar? ¿Por qué?
Jesús muerto, seguía estando en el Calvario.
Jesús muerto, seguía estando en el Calvario.
Padre, Vd. a dicho que la víctima muere en la
Comunión. ¿Lo ponen a Vd. en los brazos de Nuestra Señora?
En los de San Francisco.
En los de San Francisco.
Padre, ¿Jesús desclava los brazos de la Cruz
para descansar en Vd.?
¡Soy yo quien descansa en El!
¡Soy yo quien descansa en El!
¿Cuánto ama a Jesús?
Mi deseo es infinito, pero la verdad es que, por desgracia, tengo que decir que nada, y me da mucha pena.
Mi deseo es infinito, pero la verdad es que, por desgracia, tengo que decir que nada, y me da mucha pena.
Padre, ¿por qué llora Vd. al pronunciar la
última frase del Evangelio de San Juan: «Y hemos visto su gloria, gloria como
de Unigénito del Padre, lleno de gracia y de verdad»?
¿Te parece poco? Si los Apóstoles, con sus ojos de carne, han visto esa gloria, ¿cómo será la que veremos en el Hijo de Dios, en Jesús, cuando se manifieste en el Cielo?
¿Te parece poco? Si los Apóstoles, con sus ojos de carne, han visto esa gloria, ¿cómo será la que veremos en el Hijo de Dios, en Jesús, cuando se manifieste en el Cielo?
¿Qué unión tendremos entonces con Jesús?
La Eucaristía nos da una idea.
La Eucaristía nos da una idea.
¿Asiste la Santísima Virgen a su Misa?
¿Crees que la Mamá no se interesa por su hijo?
¿Crees que la Mamá no se interesa por su hijo?
¿Y los ángeles?
En multitudes.
En multitudes.
¿Qué hacen?
Adoran y aman.
Adoran y aman.
Padre, ¿quién está más cerca de su Altar?
Todo el Paraíso.
Todo el Paraíso.
¿Le gustaría decir más de una Misa cada día?
Si yo pudiese, no querría bajar nunca del Altar.
Si yo pudiese, no querría bajar nunca del Altar.
Me ha dicho que Vd. trae consigo su propio
Altar…
Sí, porque se realizan estas palabras del Apóstol: «Llevo en mi cuerpo las señales del Señor Jesús» (Gal. 6, 17), «estoy crucificado con Cristo» (Gal. 2, 19) y «castigo mi cuerpo y lo esclavizo» (I Cor. 9, 27).
Sí, porque se realizan estas palabras del Apóstol: «Llevo en mi cuerpo las señales del Señor Jesús» (Gal. 6, 17), «estoy crucificado con Cristo» (Gal. 2, 19) y «castigo mi cuerpo y lo esclavizo» (I Cor. 9, 27).
¡En ese caso, no me equivoco cuando digo que
estoy viendo a Jesús Crucificado!
(No contesta).
(No contesta).
Padre, ¿se acuerda Vd. de mí durante la Santa
Misa?
Durante toda la Misa, desde el principio al fin, me acuerdo de tí.
Durante toda la Misa, desde el principio al fin, me acuerdo de tí.
La Misa del Padre Pío en
sus primeros años duraba más de dos horas. Siempre fue un éxtasis de amor y de
dolor. Su rostro se veía enteramente concentrado en Dios y lleno de lágrimas.
Un día, al confesarme, le pregunté sobre este gran misterio:
Padre, quiero hacerle una pregunta.
Dime, hijo.
Dime, hijo.
Padre, quisiera preguntarle qué es la Misa.
¿Por qué me preguntas eso?
¿Por qué me preguntas eso?
Para oírla mejor, Padre.
Hijo, te puedo decir lo que es mi Misa.
Hijo, te puedo decir lo que es mi Misa.
Pues eso es lo que quiero saber, Padre.
Hijo mío, estamos siempre en la cruz y la Misa es una continua agonía.
Hijo mío, estamos siempre en la cruz y la Misa es una continua agonía.
SAN PÍO DE PIETRELCINA.
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