Los “Hechos de los Apóstoles” hablan
desde el principio del creciente número de quienes seguían a Cristo. Eran
muchos los atraídos por el Señor. Pero era preciso también organizarse
humanamente, según las enseñanzas de Cristo. Hablan de un problema particular:
las viudas de lengua griega eran desatendidas en el suministro diario. No
bastaba con el deseo de poner los bienes en común, ni con la generosidad de
cada uno, sino que era preciso ordenar bien las cosas. Aquella situación dio
lugar a la institución del diaconado. Pero allí se describe un criterio claro. Los
apóstoles dicen: No nos parece bien
descuidar la palabra de Dios para ocuparnos de la administración.
El papa Francisco, en más de una ocasión, ha señalado que la Iglesia no
puede confundirse con una ONG. Y el mismo Papa, muchas veces con sus gestos y
palabras, nos ha enseñado a mirar a los necesitados y a atenderlos. Así, la
Iglesia que está en el mundo, también aparece en todos los aspectos, como un
hogar para el hombre, pero dejaría de serlo si relegáramos la Palabra de Dios,
si descuidáramos los sacramentos, si abandonáramos la liturgia, si perdiéramos
esa conexión con el Señor, que es camino, verdad y vida. Al mismo tiempo,
seguir a Jesús nos lleva a una compasión plena hacia todos, que no se agota en
la ayuda que podamos ofrecerles aquí, sino en mostrarles a Jesús, que nos
revela al Padre y nos conduce hacia Él.
David AMADO FERNÁNDEZ
En el periodo del "catolicismo temprano"el ministerio se dividía en forma diferente en las distintas iglesias regionales, en una diversidad de tareas funciones y estados de forma que el concepto y la delimitación del cargo no era fácil establecerlos: además de obispos había presbíteros y diáconos, confesores, viudas, lectores, vírgenes, subdiáconos, exorcistas, acólitos y ostiarios, y, en los primeros tiempos había mujeres en los ministerios de dirección y profecía.
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El ministerio episcopal se ha ido perfilando con el paso de los años, pero respetando la Doctrina de los Apóstoles y desde una estricta fidelidad al Evangelio. El Papa Francisco nos recuerda que hay unas prioridades: que no por atender a los pobres podemos descuidar la proclamación de la Palabra, los Sacramentos y la Liturgia...