¿Quieres
saber el valor de la sangre de Cristo? Remontémonos a las figuras que
profetizaron y recordamos las antiguas Escrituras. Dice Moisés: inmolad un cordero de un año, tomad su
sangre y rociad las dos jambas de la casa. “¿Qué dices Moisés? la sangre de
un cordero irracional, ¿puede salvar a los hombres dotados de razón?” “Sin
duda, responde Moisés, no porque se trate de sangre, sino porque en esta sangre
se contiene la profecía de la sangre del Señor”. Si hoy el enemigo, en lugar de
ver las puertas rociadas con sangre simbólicas, ve brillar en los labios de los
fieles, puertas de los templos de Cristo, la sangre del verdadero Cordero,
huirá todavía más lejos.
¿Desead
descubrir aún por otro medio el valor de
esta sangre? Mira de donde brotó y cual fue su fuente. Empezó a brotar en la
misma cruz y su fuente fue el costado del Señor. Uno de los soldados se acercó con la lanza y le traspasó el costado y
al punto salió agua y sangre: agua, como símbolo del Bautismo; sangre como
figura de la Eucaristía. El soldado le traspasó, abrió una brecha en el muro
del templo santo, y yo encuentro el tesoro escondido. Esto fue lo que ocurrió
con el cordero: los judíos sacrificaron el cordero. Y yo recibo el fruto del
sacrificio. Del costado, salió sangre y
agua. Con el Bautismo y la Eucaristía, que han brotado del costado, se
edifica la Iglesia. Del costado de Jesús se formó, pues la Iglesia, como del
costado de Adán fue formada Eva.
San Juan CRISOSTOMO
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