¡Qué bueno eres, Dios
mío! Si hubieras llamado primero a los ricos los pobres no se habrían atrevido
a acercársete; se habrían considerado obligados a quedarse aparte a causa de su
pobreza; te habrían mirado de lejos, dejando que te rodearan los ricos. Pero tú
llamaste a todo el mundo: a los pobres, les has mostrado hasta el fin de los
siglos que son los primeros escogidos, los favoritos, los privilegiados;
depende de los ricos llegar a ser pobres como los pastores. En un minuto, si
quieren, si tienen el deseo de ser semejantes a ti, si temen que sus riquezas
los aparten de ti, pueden llegar a ser perfectamente pobres.
¡qué bueno eres! Has
escogido el mejor medio para atraer a todos tus hijos, sin excepción alguna! Y
qué bálsamo pusiste hasta el final de los siglos en el corazón de los pobres,
pequeños, despreciados del mundo, mostrándoles desde tu nacimiento que son tus
predilectos, tus favoritos, los primeros escogidos, siempre llamados a estar
contigo, tú que quisiste ser uno de los suyos y estar desde la cuna hasta el
final de tu vida rodeado de ellos.
Beato CARLOS DE FOUCAULD
1858 - 1916
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