Queridos hermanos, nadie puede dispensarse de amar a los
enemigos. Alguien me puede decir: "Yo
no puedo ayunar, no
puedo orar durante la noche".
¿Se puede decir: no
puedo amar? Uno puede dech «No puedo dar todos mis bienes a los pobres y servil a Dios en un monasterio», pero no se
puede decir: «Yo no puedo amar"
Tú me dirás: «No me puedo privar de los
bienes y de los alimentos». Te creo,
pero si dices que no puedes perdonar a los que te han hecho daño, no lo creo en
absoluto. No tenemos ninguna excusa de no hacerlo porque debemos cumplir esta
limosna sacándola no del tesoro de nuestros bienes, sino de nuestro corazón.
Amemos, pues, no solamente a los amigos, sino también a los enemigos. Pero me
dirás: «Mi enemigo me ha hecho tanto mal que de ninguna manera le puedo amar». Tú miras lo
que te ha hecho este hombre y no miras lo que le has hecho a Dios. ¡Examina
atentamente tu conciencia!: tú has cometido sin darte cuenta muchas más faltas
contra Dios que las que un hombre haya podido cometer contra ti. ¿Con qué
osadía esperas, pues, que Dios te perdone lo mucho cuando tú no perdonas lo
poco?
San Cesáreo de Arles
Presidió
varios com llioí y lundó monasterios masculinos
y
femeninos (470-543).
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