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Estos defectos nos ayudan también
a no esperar del prójimo la felicidad, la plenitud o la realización que solo
podemos encontrar en Dios quien nos invita a “enraizarnos” en Él. A veces es tras una decepción en la relación con alguien
de quien esperamos mucho (seguramente demasiado) como aprendemos a
profundizar en la oración y en la intimidad con Dios, a esperar de Él esa
plenitud, esa paz y esa seguridad que únicamente su amor infinito puede
garantizarnos. Cuando los demás nos hacen pasar de un amor “idolatra” (un amor
que espera demasiado) a un amor realista, libre y, por lo tanto, finalmente
dichoso. El amor romántico siempre se verá amenazada por las decepciones: la
caridad jamás, porque no busca su propio
interés. (Pablo, 1 Cor.13, 5).
Jacques PHILIPPE.
EL PECADO DE LOS DEMÁS NO ME
QUITA NADA.
En lugar de perder el tiempo y
desperdiciar energías acusando a los demás de lo que no marcha bien en nuestra
vida, o reprochándole lo que consideramos que nos quitan, es preciso esforzarse
en adquirir una autonomía espiritual, profundizando en la relación personal con
Dios, fuente única e inagotable de todo bien, y creciendo en la fe, la
esperanza y el amor desinteresado. Debemos convencernos de una vez por todas de
que el hecho de que los demás sean pecadores, a mí no me impide convertirme en
santo; que nadie me priva de nada y que, al atardecer de mi vida, cuando me
encuentre cara a cara con Dios (que nunca permitirá que carezca de todo lo
necesario para avanzar espiritualmente y humanamente), no cometeré la niñería
de acusar a los demás de mi falta de progreso espiritual.
Jacques PHILIPPE
Querida Amiga Chantal. Ciertamente, hay situaciones incómodas en las que no sabes cómo actuar, o en las que ya has hecho lo posible y lo imposible de una manera educada, a través de la palabra o del gesto.La corrección fraterna previamente meditada , hecha desde la caridad, con la cariñosa intención de lograr una enmienda, es algo de un bien inmenso que se debe hacer; si ya se ha hecho, hay que esperar y orar mucho por esa persona; evitando todo tipo de juicio y valoración porque eso ya es cosa de Dios.
ResponderEliminarNada ocurre que no esté permitido por Dios; a veces estas personas son "causas segundas" a las que el Señor utiliza para purificar a otras a través del sufrimiento producido por su rechazo.. Un Beso. Mªjosé