La
misericordia de Dios es su mayor atributo porque es la suma y la esencia de su
Poder, de su Sabiduría y de su Bondad. Es la convergencia de esos tres
atributos.
La
misericordia nos ha sido revelada plenamente en Jesucristo, sin embargo es
preciso que lo entendamos correctamente. La misericordia no es la compasión, no
es el paso libre para “pecar descaradamente” porque sabemos que al final,
podemos librarnos. Como veremos, la misericordia no elimina el castigo, sino al
contrario, asegura que cada castigo servirá de remedio misericordioso.
“Misericordia y justicia son inseparables: la justicia sin misericordia es
crueldad, la misericordia sin justicia es desintegración”, dice Santo Tomás de Aquino.
La
misericordia no anula la justicia, sino más bien la trasciende y convierte al
pecador en un justo llevándolo al arrepentimiento y a la apertura al Espíritu
Santo.
Scout HAHN
Señor, ten
piedad.