Otro paso del arte de amar, quizá el más difícil que pone a
prueba su autenticidad y su pureza, requiere ser el primero en amar, tomando
siempre la iniciativa, sin esperar que el otro dé el primer paso.
Este modo de amar nos expone en primera persona, pero si
queremos amar a imagen de Dios y desarrollar esta capacidad de amor que Dios
nos ha puesto en el corazón, debemos actuar como Él, que no esperó a ser amado
por nosotros, sino que nos ha demostrado siempre de mil maneras que él es el
primero en amarnos, sea cual sea nuestra respuesta. Hemos sido creados como un
don los unos para los otros, y realizamos este modo de ser comprometiéndonos
por nuestros hermanos y hermanas con ese amor que precede a cualquier gesto de
amor del otro.
CHIARA LUBICH
(1920 - 2008)
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