El salmo 127 nos habla del temor
de Dios, que no consiste en tener miedo. Frente al miedo, que paraliza, el
temor nos hace darnos cuenta de nuestra pequeñez y de la grandeza de Dios, que
se inclina hacia nosotros y nos regala sus bienes. El temor nos lleva a ser
cuidadosos con lo que hemos recibido y a emplearlo adecuadamente, como en la
parábola de los talentos, y consientes siempre de que su misericordia es
inmerecida, gratuita.
David AMADO FERNÁNDEZ
Hemos de suplicar a nuestro Señor el amor y el temor; porque
aquél nos hará correr por los caminos del Señor; éste nos hará mirar donde
ponemos el pie."
San PIO DE PIETRELCINA
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