Quiero hablaros acerca del templo, cómo, estando extraviados, los
miserables confiaron en el edificio y no en el Dios que los creó. Examinemos si
existe un templo de Dios: existe, ciertamente, allí donde él mismo dice que lo
ha de construir y perfeccionar. Efectivamente, está escrito: Y será, cumplida la semana, cuando se
edificará el templo de Dios gloriosamente en el nombre del Señor.
Constato, pues, que existe un templo.
¿Cómo se edificará en el nombre del Señor? Sabedlo: antes de creer nosotros en
Dios, la morada de nuestro corazón era corruptible y flaca, como templo
verdaderamente edificado por manos humanas, pues estaba llena de idolatría y
era casa de demonios, porque no hacíamos sino cuanto era contrario a Dios. Pero
se edificará en el
nombre del Señor. Cuidad
de que el templo del Señor se edifique gloriosamente. ¿De qué manera? Después
de recibido el perdón de los pecados, y por nuestra esperanza en el Señor,
fuimos hechos nuevos, creados otra vez desde el principio. Por lo cual, Dios
habita verdaderamente en nosotros, en la morada de nuestro corazón.
San
Bernabé
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