Nuestro Señor Jesucristo pide de nosotros la simplicidad de la
paloma, que consiste en decir las cosas con sencillez, tal y como se piensan,
sin reflexiones inútiles, y actuar lisa y llanamente, sin disfraz, ni
artificio, mirando sólo a Dios; para esto, cada uno de nosotros se esforzará
por hacer todas las cosas con el mismo espíritu de sencillez, pensando que a
Dios le gusta comunicarse con los sencillos y revelarles los secretos que
tiene escondidos a los sabios y a los prudentes de este mundo. Pero al mismo
tiempo que Jesucristo nos recomienda la sencillez de la paloma, nos sugiere
usar la prudencia de la serpiente, que es una virtud que nos hace hablar y
actuar con discreción.
Luego añade: Tened cuidado; los hombres os llevarán
ante los tribunales por mi causa. Pero cuando os entreguen, no estéis
preocupados por lo que diréis. Habla primero de la prudencia y luego de la sencillez; la una es para
ir como ovejas en medio de los lobos, donde corren riesgo de ser maltratados. Sed prudentes, les dice, estad alerta, y, sin embargo, sed sencillos.
Tened cuidado de los hombres: tened cuidado según la prudencia; pero,
si sois llevados delante de los jueces, no temáis por vuestras respuestas. He
aquí la sencillez. Ved que nuestro Señor une estas dos virtudes pues quiere que
nos sirvamos de ellas en la misma ocasión.
San Vicente de Paúl
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