Jesús dice a Pedro: Duc in altum: Remad mar adentro. Pedro y los primeros compañeros se fiaron
de las - Cristo, y echaron las redes.
Quien abra el corazón a Cristo no sólo comprende el misterio de su propia
existencia, sino también el de su vocación, y recoge espléndidos frutos de
gracia. Primero, creciendo en santidad por un camino espiritual que, comenzando
con el don del bautismo, prosigue hasta alcanzar la perfecta caridad. Viviendo
el evangelio sine
glossa, el
cristiano se hace cada vez más capaz de amar como Cristo, a tenor de la
exhortación: Sed
perfectos como vuestro Padre celestial es perfecto.
Se
esfuerza por perseverar en la unidad con los hermanos dentro de la comunión de
la Iglesia, y se pone al servicio de la nueva evangelización para proclamar y
ser testigo de la impresionante realidad del amor salvífico de Dios. Particularmente
a vosotros, queridos jóvenes, os repito la invitación de Cristo a remar mar
adentro, confiad en él, escuchad sus enseñanzas, mirad su rostro, perseverad
en la escucha de su Palabra. Dejad que sea él quien oriente vuestras búsquedas
y aspiraciones, vuestros ideales y los anhelos de vuestro corazón; pienso
también en las palabras dirigidas por María, su Madre, a los servidores en Cana
de Galilea: Haced
lo que él os diga. Cristo,
queridos jóvenes, os pide «remar mar adentro» y la Virgen os anima a no dudar
en seguirle.
San Juan Pablo II
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