El amor nos eleva hasta una altura inefable. El amor nos une a Dios,
el amor cubre
la multitud de los pecados, el amor lo
aguanta todo, lo soporta todo con paciencia; nada sórdido ni altanero hay en él; el
amor no admite divisiones, no promueve discordias, sino que lo hace todo en la
concordia; en el amor hallan su perfección todos los elegidos de Dios, y sin
él nada es grato a Dios. En el amor nos acogió el Señor: por su amor hacia nosotros,
nuestro Señor Jesucristo, cumpliendo la voluntad del Padre, dio su sangre por
nosotros, su carne por nuestra carne, su vida por nuestra vida.
Ya veis, amados hermanos, cuan grande y
admirable es el amor y cómo su perfección es inenarrable. Nadie es capaz de
practicarlo adecuadamente si Dios no le otorga este don. Oremos, por tanto, e
imploremos la misericordia divina, para que sepamos practicar sin tacha el
amor, libres de toda parcialidad humana. Todas las generaciones anteriores,
desde Adán hasta nuestros días, han pasado; pero los que por gracia de Dios han
sido perfectos en el amor obtienen el lugar destinado a los justos y se
manifestarán el día de la llegada del reino de Cristo.
San Clemente de Roma
Posiblemente fue colaborador de san Pablo; fue el tercer sucesor de
san Pedro y autor de la carta a los Corintios (96?). Murió mártir.
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