Cristo está verdaderamente con nosotros ahora: Yo estoy con vosotros todos los días,
hasta el fin del mundo. Podéis dar esta explicación: «Cristo volvió, pero en espíritu; es su
Espíritu quien vino en su lugar, y cuando Cristo dijo que está con nosotros,
significa que su Espíritu está con nosotros». Nadie, por cierto, puede negar
que el Espíritu Santo vino, ¿pero por qué vino? ¿Para suplir la ausencia de
Cristo o para cumplir su presencia? Ciertamente, para hacerlo presente. No
imaginemos ni un momento que Dios Espíritu Santo pueda venir de tal modo que
Dios Hijo se quede lejos. Por el Santo Espíritu entramos en comunión con el
Padre y el Hijo...
El Espíritu Santo suscita la presencia de
Cristo en el corazón y la fe la acoge. Así pues, el Espíritu no ocupa el lugar
de Cristo en el corazón, sino que le asegura este sitio a Cristo... El Espíritu
Santo, pues, se digna a venir a nosotros con el fin de que, por su venida,
Cristo pueda venir a nosotros, material o visiblemente, pero entrando en
nosotros. Y así es como está a la vez presente y ausente: ausente en cuanto
que dejó la tierra, presente en cuanto a que no abandonó al alma fiel. Como él
mismo dice: El
mundo ya no me verá, pero vosotros me veréis.
Beato
John Henry Newman
Nace en Londres; convertido del
anglicanismo, fue presbítero, cardenal y fundador de una comunidad religiosa
(1801-1890).
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