Dice el Señor Jesús a sus discípulos: Yo soy el camino, la verdad y la vida;
ninguno viene al Padre sino por mí. Sime conocéis a mí, conoceréis también a mi
Padre; y desde ahora lo conocéis y lo habéis visto. Le dice Felipe: Señor, muéstranos al Padre y nos basta. Le dice Jesús: Tanto tiempo con vosotros, ¿y no me
conoces, Felipe? El que me ve a mí ve también a mi Padre.
Por eso, hijos de los
hombres, ¿por qué no reconocéis la verdad y creéis en el Hijo de Dios? Mirad
que diariamente se humilla, como cuando vino desde el trono real al seno de la
Virgen. Él mismo viene diariamente a nosotros en humilde apariencia. Cada día
baja del seno del Padre al altar en manos del sacerdote. Y como se mostró a los
santos apóstoles en carne verdadera, así también ahora se muestra a nosotros
en el Pan sagrado. Y lo mismo que ellos con los ojos del cuerpo veían solamente
su carne, mas con los ojos espirituales creían que él era Dios, así también
nosotros, al ver el pan y el vino con los ojos del cuerpo, hemos de ver y creer
firmemente que es su santísimo cuerpo vivo y verdadero. Y de ese modo está
siempre el Señor con sus fieles, como él mismo dijo: "Mirad que yo estoy con vosotros hasta la consumación de los siglos".
San Francisco DE ASIS.
Querida Amiga Chantal: Como seguidora te quiero felicitar por tu Reflexión que nos hace pensar y aumentar nuestra Fe.Los Apóstoles tardaron un poco en conocer a Jesús. En la tempestad que se levantó de pronto en el mar de Galilea se asustaron mucho porque las tempestades en el lago se cobran muchas vidas y , ellos en vez de correr a sus Brazos, se ponen a achicar el agua porque se les estaba llenando la barca; Jesús no podía estar dormido, porque ya estaba calado, se estaba haciendo el dormido para probar su fe, para que comprobaran que era el Mesías, el Hijo de Dios...Cuando increpó al mar, le obedeció al instante y cesó la tormenta. Y, poco a poco aquellos sencillos hombres, ayudados por Él le fueron conociendo. Tuvieron muchas dudas acerca de la resurrección ,a pesar de haber visto la de Lázaro y las de otros muertos; ellos no se acostumbraban a vivir sin su presencia física; les costaba tomar decisiones importantes sin Jesús; tuvieron que aprender a reconocer su Presencia resucitada.Después, cuando recibieron el Espíritu Santo, ya todo les era posible posible, hasta perdonar los pecados...Nosotros muchas veces hemos dejado de hacer cosas por miedo; lo peor es si nos hace dudar de Dios, si nos hace olvidar que el Señor nos acompaña; que vamos con Él en la misma Barca. y que a fuerza de recibirlo en la Eucaristía nos vamos asimilando a Él.
ResponderEliminarOs mando un beso con todo mi afecto. MªJosé