Éste es el día en que actuó el Señor, sea nuestra alegría y nuestro
gozo... Como
cristianos nacimos para el reino de Dios desde nuestra más tierna infancia,
pero, aun siendo conscientes de esta verdad y creyendo plenamente en ella,
tenemos muchas dificultades para acoger este privilegio. Nadie, por supuesto,
lo comprende plenamente... Y hasta en este gran día, este día entre los días,
donde Cristo resucita de entre los muertos, nosotros estamos como recién
nacidos a los que les faltan ojos para ver y corazón para comprender quiénes
somos verdaderamente. Este es el día de Pascua, repitámoslo una y otra vez, con
un respeto profundo y una gran alegría; digamos: He aquí el día entre los días,
el día real, el día del Señor. He aquí el día en el que Cristo ha resucitado de
entre los muertos, el día que nos trae la salvación.
Este
día nos conduce, en prefiguración, a través de la tumba y las puertas de la
muerte, al tiempo del descanso en el seno de Abrahán. Estamos bastante cansados
de la oscuridad, de la tristeza y del remordimiento. Estamos bastante cansados
de este mundo agotador. Estamos cansados de sus ruidos y su ¡aleo; su mejor
música es sólo ruido. Pero ahora reina el silencio, y es un silencio que habla.
Hoy es el comienzo de días tranquilos y serenos, en los que podemos escuchar a
Cristo, con su voz dulce y tranquila, porque el mundo deja de hablar.
Despojémonos de este mundo, y revistámonos de Cristo.
BEATO JOHN ENRY NEWMAN
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