De estas regiones [India y Sri Lanka] no sé escribiros nada más si no
es esto: son tan grandes las consolaciones comunicadas por Dios nuestro Señor a
los que van por entre los paganos para convertirlos a la fe en Cristo, que si
hay algún gozo en esta vida es este, ciertamente. A menudo me ocurre oír decir
a alguno que está entre estos cristianos: «¡Señor, no me deis tantas
consolaciones en esta vida! Pero, puesto que en vuestra bondad y misericordia
infinitas me las dais, ¡llevadme a vuestra santa gloria! ¡Tanta es la pena que
se tiene de vivir sin veros, una vez que os habéis manifestado así a vuestra
criatura!»
¡Si los que buscan conocerlo a través del
saber en los estudios se esforzaran tanto para buscarlo en estas consolaciones
del apostolado, no pasarían día y noche buscando el saber! Si los gozos que
busca un estudiante en lo que aprende, los buscara haciendo sentir a su
prójimo lo que le es necesario para conocer a Dios, cuánto más consolado y
mejor preparado se encontraría para dar cuenta de sí mismo cuando Cristo
volverá y le pidiera: «Dame cuenta de tu gestión». Acabo pidiendo a Dios
nuestro Señor que nos reúna en su santa gloria. Y para obtenernos este
beneficio, tomemos por intercedoras y abogadas todas las almas santas de las
regiones en que me encuentro. A todas estas santas almas, les pido que obtengan
de Dios nuestro Señor la gracia de sentir en lo íntimo de nuestras almas su
santísima voluntad y cumplirla perfectamente.
San Francisco Javier
Jesuíta español del grupo de primeros compañeros de san Ignacio de
Loyola. Evangelizador de la India y el Japón.
Patrono de la misiones (1506-1552).
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