Gracias, oh Dios, por el santo bautismo,
que me insertó en la familia divina. Es un gran e inconcebible don de la gracia
que nos transforma las almas.
Gracias, oh Señor, por la confesión,
por esta fuente de grandísima misericordia,
que es inagotable,
por este manantial inconcebible de gracias, en el cual blanquean las
almas manchadas por el pecado.
Gracias, oh Jesús, por la santa Comunión,
en la cual tú mismo te nos das.
Siento tu corazón latir en mi pecho,
mientras tú mismo despliegas en mí la vida divina.
Gracias, oh Espíritu Santo, por la confirmación,
que me arma tu caballero
y da fuerza al alma en cada momento,
y me protege del mal.
Gracias, oh Señor, por el sacramento de la unción, que me fortificará
en los últimos momentos
para luchar y me ayudará a salvarme,
y dará fuerzas al alma
para que podamos gozar eternamente.
Santa
Faustina Kowalska
Religiosa polaca, apóstol de la Divina
Misericordia. En su Diario
recogió los mensajes
recibidos de Jesús (1905-1938).
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