Jesús, el Verbo de Dios, estaba en Judea. Después de la noticia del
asesinato del profeta Juan Bautista, en una barca -símbolo de su cuerpo- Jesús
se fue a una tierra desierta, al descampado. En este lugar desértico, Jesús se
encontraba a salvo, es decir: su palabra estaba aislada y su enseñanza iba en
contra de las costumbres y las ideas de las naciones. Entonces, las gentes,
enterándose de que el que es la Palabra de Dios había venido a vivir en su
desierto... vinieron detrás de él, saliendo de sus ciudades, es decir,
abandonaron las costumbres supersticiosas de su patria y se adhirieron a la ley
de Cristo. Jesús había salido a su encuentro porque ellos eran incapaces de ir
a él; acercándose a los que estaban fuera, los llevó adentro.
Jesús salió al encuentro de esta
muchedumbre numerosa que estaba fuera. Derramando sobre ella la luz de su
presencia, la contempla, y, viendo qué clase de gente le rodeaba, sintió
compasión de ellos. Él, como Dios, está por encima del sufrimiento, pero sufre
a causa de su amor por los hombres. La emoción le sobrecoge en sus entrañas. No
solo está conmovido, sino que los cura de todas sus enfermedades y los libra de
todo mal.
Orígenes
Asceta y gran teólogo, lleva a su apogeo
la escuela de Alejandría y sufre diversos tormentos en la persecución de Decio
(185?-253).
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