Igual que Jesús predicaba, así ahora el
Espíritu Santo predica; igual que enseñaba, así el Espíritu Santo enseña; igual
que Cristo consolaba, el Espíritu Santo consuela y alegra. ¿Qué pides? ¿Qué
buscas? ¿Qué más quieres? ¡Tener dentro de ti un consejero, un administrador,
uno que te guíe, que te aconseje, que te esfuerce, que te encamine, que te
acompañe en todo y por todo! Finalmente, si no pierdes la gracia, andará tan a
tu lado que nada puedas hacer, ni decir, ni pensar que no pase por su mano y su
santo consejo. Será tu amigo fiel y verdadero; jamás te dejará si tú no lo
dejas,
Igual que Cristo obra estas obras
espirituales en las ánimas donde mora. Sana los cojos, hace oír a los sordos,
da vista a los ciegos, encamina a los errados, enseña a los ignorantes,
consuela a los tristes, da esfuerzo a los flacos. Como Cristo andaba entre los
hombres haciendo estas tan santas obras, y así como estas obras no las pudiera
hacer si no fuera Dios, y las hizo en aquel hombre y las llamamos obras que
hizo Dios y hombre, así estas otras que hace acá el Espíritu Santo en el
corazón donde mora, las llamamos obras de
Espíritu Santo con el hombre como menos principal.
San JUAN DE ÁVILA
(1499 - 1569)
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