Cuando leo el evangelio y encuentro testimonios de la Ley y de los
profetas, no considero en ello otra cosa que a Cristo. Cuando contemplo a Moisés,
cuando leo a los profetas es para comprender lo que dicen de Cristo.
El día en que llegue a entrar en el
resplandor de la luz de Cristo y brille en mis ojos como la luz del sol, ya no
seré capaz de mirar la luz de una lámpara.
Si alguien enciende una lámpara en pleno día, la luz de la lámpara se
desvanece. Del mismo modo, cuando uno goza de la presencia de Cristo, la Ley y
los profetas desaparecen. No quito nada a la gloria de la Ley y de los
profetas; al contrario, los enaltezco como mensajeros de Cristo. Porque,
cuando leo la Ley y los profetas, mi meta no es la Ley y los profetas, sino
que por la Ley y los profetas quiero llegar a Cristo.
San
Jerónimo
Jerónimo ha nacido cristiano de padres cristianos, era hijo único, mimado, sus padres debieron permitirle muchos caprichos, eran ricos...No le hicieron bautizar esperando que viviera los años locos de la juventud; pero él tenía el alma muy inquieta y era muy exigente; en la Cuaresma del 366 se inscribió como catecúmeno y en aquella misma Pascua recibió el Bautismo, porque , el solito, decidió "que le había llegado la hora de ocuparse más de las cosas de Dios" y se dedicó al estudio de la Sagrada Escritura. Más tarde, lo cuenta él mismo,está a punto de abandonar...y se va al desierto y supera la prueba con la ayuda de los monjes y con el estudio de la Escritura. San Jerónimo ha tenido que luchar consigo mismo. y le ganó la batalla a los poderes del mundo que lo buscaban de diversas maneras.. Chantal, te quiero y os mando un abrazo. MªJosé Bermúdez.
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