Llevar el nombre de cristiano sin seguir el camino de Cristo ¿no es
traicionar el nombre divino y abandonar el camino de la salvación? Porque el
mismo Señor enseña y declara que el hombre que guarda sus mandamientos entrará
en la vida, que el que escucha sus palabras y las pone en práctica es un sabio
y que aquel que las enseña y conforma su vida según ellas será llamado grande
en el reino de los cielos. Toda predicación buena y saludable no aprovechará al predicador si la palabra que sale de su
boca no se convierte luego en actos.
¿Hay un mandamiento que el Señor haya
enseñado con más insistencia a sus discípulos que este de amarnos los unos a
los otros con el mismo amor con que él nos ha amado? ¿Se encontrará entre los
consejos que conducen a la salvación y entre los preceptos divinos un
mandamiento más importante que guardar y observar? ¿Pero el que por la envidia
se ha vuelto incapaz de actuar como un hombre de paz y de corazón podrá guardar
la paz o el amor del Señor?
Por esto, el apóstol Pablo proclamó también los méritos de la paz y
de la caridad. Afirmó con fuerza que ni la fe, ni las limosnas, ni siquiera los
sufrimientos del martirio le servirían de nada si no respetara los lazos de la
caridad.
San
CIPRIANO Natural de Cartago y convertido del paganismo, llegó a ser obispo de
su ciudad; escribe en tiempos de persecución de la Iglesia y sufrió el martirio
(210-258).
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