La oración no es un elemento que «sigue»
al compromiso a favor de la paz. Al contrario, la oración está en el centro
del esfuerzo por la edificación de una paz en el orden, en la justicia y en la
libertad. Orar por la paz quiere decir abrir el corazón humano a la irrupción
del poder renovador de Dios. Por la fuerza vivificadora de su gracia, Dios
puede crear salidas hacia la paz donde parece que no hay más que obstáculos y
repliegue sobre uno mismo... Orar por la paz significa orar por la justicia...
No hay paz sin justicia, no hay justicia
sin perdón: he aquí lo que quiero anunciar a los creyentes y a los no
creyentes, a los hombres y mujeres de buena voluntad que estiman el bien de la
familia humana y su futuro. No hay paz sin justicia, no hay justicia sin
perdón: he aquí lo que quiero recordar a aquellos que tienen en sus manos el
destino de las comunidades humanas, para que se dejen guiar siempre, en las
decisiones graves y difíciles que tienen que tomar, por la luz del auténtico
bien del hombre, en la perspectiva del bien común. No hay paz sin justicia, no
hay justicia sin perdón. No me cansaré de repetir esta verdad a los que, por el
motivo que sea, alimentan en su corazón el odio, el deseo de venganza, los
instintos destructores.
San Juan Pablo II Primer papa polaco de la historia. Su
pontificado ha sido el tercero más largo de la historia (1920-2005).
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