Hace mucho frío sobre la tierra. Los cielos están tan bordados de
estrellas que solamente se adivina el fondo azul oscuro de la bóveda celeste,
inundada de tinieblas. En la tierra...una estrella de las más pequeñas del
inmenso sistema planetario... están ocurriendo esta noche prodigios que
asombran a los ángeles...: un Dios que por amor al hombre desciende humillado
en carne mortal y nace de una mujer, en una estrella de las más pequeñas... de
las más frías, en la tierra...
Los hombres también tienen hielo en sus corazones. Nadie acude a
presenciar el milagro del nacimiento de Dios. Solamente se reduce el mundo
entero a una mujer que se llama María, a un hombre de ojos azules, que se llama
José, y a un Niño recién nacido que, envuelto en pañales, abre por primera vez
los ojos entre el aliento de un asno y un buey, y apoyado entre un puñado de
pajas, que la pobreza de José, y la solicitud y el amor de María, le han
procurado. El mundo entero duerme inconsciente el pesado sueño de la carne...
Hace mucho
frío esta noche en las tierras de Judá... Las estrellas que bordan los
cielos, son los ojos de los ángeles que cantan el Gloria a Dios en las alturas..., canto hecho para Dios, oído por unos
pastores, que vigilan sus rebaños y acuden a adorar, con sus almas infantiles,
a Jesús que acaba de nacer...
La primera lección del amor de Dios... Y aunque mi alma no tiene la
castidad de José ni el amor de María..., ofrecí al Señor mi pobreza absoluta de
todo, mi alma vacía; y si no le entoné himnos como los ángeles, procuraré
cantarle coplas de pastores..., la canción del pobre, del que nada tiene, la
canción del que solo miserias puede ofrecerá Dios... Pero no importa, pues las
miserias y flaquezas ofrecidas a Jesús por un corazón de veras enamorado, son
aceptadas por Él, como si fueran virtudes... Grande..., inmensa es la misericordia
de Dios. Mi carne mortal, no oye las alabanzas del cielo, pero mi alma divina,
que también hoy como entonces, los ángeles miran asombrados a la tierra y
entonan el Gloria
a Dios en las alturas y paz en la tierra a los hombres de buena voluntad.
San Rafael Arnáiz Barón
Joven monje trapense, uno de los grandes
místicos del siglo XX. Sus numerosos escritos se han difundido ampliamente.
Fue canonizado en el año 2009
(1911-1938).
No hay comentarios:
Publicar un comentario