sábado, 26 de diciembre de 2015

LAS TINIEBLAS NO PUEDEN APAGAR LA LUZ.


 

 

El Niño del pesebre extiende sus bracitos, y su sonrisa parece decir ya lo que más tarde pronunciaran los labios del hombre: Venid a mí todos los que están fatigados y agobiados, y yo os aliviaré. ¡Sígueme! Así  dicen las m anos del Niño como más tarde lo harán los labios del hombre. Así hablaron al discípulo que el Señor amaba y que ahora también pertenece al séquito del pesebre. Y san Juan, el joven de corazón limpio como un niño, lo siguió sin preguntar a donde o para qué. Abandonó la barca del padre y siguió al Señor por todos los caminos hasta la cima del Gólgota. Sígueme!: esto oyó también el joven Esteban. Siguió  al Señor en la lucha contra el poder de las tinieblas, contra la ceguera de la obstinada incredulidad; dio testimonio de Él con su palabra y con su sangre.

Éstas son las figuras luminosas que se arrodillan en torno a los pastores del pesebre: los tiernos niños inocentes, los confiados pastores, los humildes reyes, Esteban, el discípulo entusiasta, y Juan, el discípulo predilecto. Todos ellos siguieron la llamada del Señor. Frente a ellos se alza la noche de la incomprensible dureza y de la ceguera: los escribas, que podían señalar el momento y el lugar donde el Salvador del mundo habría de nacer, pero que fueron incapaces de deducirlo y aceptarlo; el rey Herodes, que quiso quitar la vida al Señor de la Vida. Ante el Niño en el pesebre se dividen los espíritus. Él pronuncia su "Sígueme" y el que no está con él está contra él. Él nos habla también a nosotros y nos coloca frente a la decisión entre la luz y las tinieblas.

 

 

 

Santa TERESA BENEDICTA DE LA CRUZ  (Edith Stein)

1891  -  1942

 

 

viernes, 18 de diciembre de 2015

0RAR ES SENCILLO.


 



Sólo con la oración mental y la lectura espiritual podemos cultivar el don de la oración. La simplicidad favorece enormemente la oración mental, es decir, olvidarse de sí mismo trascendiendo el cuerpo y los sentidos y haciendo frecuentes aspiraciones que alimentan nuestro oración. San Juan Marie Vianney dice: "para practicar la oración mental, cierra los ojos, cierra la boca y abre el corazón". En la oración vocal hablamos a Dios; en la oración mental, El nos habla a nosotros; se derrama sobre nosotros.

Nuestras oraciones deberían ser palabras ardientes que provinieran del horno de un corazón lleno de amor. En tus oraciones habla a Dios con gran reverencia y confianza. No te quedes remoloneando, no corras por delante; no grites, ni guardes silencio, ofrécele tu alabanza con toda tu alma y todo tu corazón, con devoción, con mucha dulzura, con natural simplicidad y sin afectación.

 

Beata TERESA DE CALCUTA.

 

viernes, 11 de diciembre de 2015

¿ POR QUÉ NO SE MANIFIESTA DIOS MÁS ABIERTAMENTE ?


 

 

Cuando Juan Bautista y cuando el mismo Jesús comienzan su ministerio, proclaman que el reino de Dios está cerca, que ha llegado. En un sentido, se realizó en Jesucristo lo que anunciaban los profetas, pues en él  se manifiestan los signos mesiánicos: los ciegos ven, los cojos andan, se proclama para todos un tiempo de liberación. Y sin embargo, podríamos ir a la ventana, mirar a la calle y comprobar que nada ha cambiado. Todos los años, cuando llega la fiesta de Navidad, se me plantea un problema, pues tengo como sacerdote la misión de proclamar este día a los hombres y decirles que su Salvador ha nacido: ¿tengo derecho a decir esto, cuando aparentemente no ha cambiado nada en el mundo?

Para hallar una repuesta a este problema debemos tener en cuenta la voluntad y el plan de salvación de Dios tal como nos lo da a conocer la revelación. Somos nosotros los que debemos trabajar por la restauración y por la salvación de nosotros mismos y de todas las cosas, pero debemos reservar la manifestación total de su poder y la plenitud de sus efectos para un tiempo final que todavía no ha llegado y que se llama parusía o escatología. Es cierto que Jesús ha venido y que ha comenzado con él una renovación total, pero debe volver otra vez. Es cierto que es poderoso y vigilante pero no hace alarde de todo su poder, pues tiene que ser el salvador por la cruz, y no quiere forzar nuestra libertad bajo la evidencia de su irresistible autoridad.

 

Yves M. J.  CONGAR

1904 - 1995

sábado, 5 de diciembre de 2015

LOS VA Y VEN EN LA ORACIÓN.


 
 

Conocemos el amor que tú nos has dado, sin límites, indecible; es luz inaccesible, luz que actúa en todo. En efecto, ¿qué hay que no haga esta luz, y qué no es ella? Ella es encanto y gozo, dulzura y paz, misericordia sin fin, abismo de compasión. Cuando la poseo, no me doy cuenta, tan solo la veo cuando se va. Me afano para capturarla, y se esfuma enteramente. No sé qué hacer, y me consumo. Con lágrimas y gran humildad aprendo a pedir y a buscar y a no considerar como cosa posible lo que está por encima de la naturaleza, ni como efecto de mi poder o del esfuerzo humano, lo que viene de la compasión de Dios y de su infinita misericordia.

Esta luz nos conduce de la mano, nos fortifica, nos enseña, mostrándose, pero huyendo cuando tenemos necesidad de ella. No es cuando queremos -eso es solo para los perfectos - sino cuando estamos perturbados y completamente agotados que viene en nuestra ayuda. Aparece y la veo desde lejos y me concede sentirla en mi corazón. Grito hasta ahogarme de tanto que la quiero atrapar, pero todo es noche, y vacías quedan mis manos. Lo olvido todo, me siento y lloro, desesperando por verla otra vez. Tras mucho llorar, viene misteriosamente y vuelvo a deshacerme en lágrimas sin saber que está allí, iluminando mi espíritu con una dulcísima luz.

San SIMEÓN EL NUEVO TEÓLOGO.    949 - 1022