viernes, 29 de septiembre de 2017

¡FUERA COLERA Y TRISTEZA!


Cristo nos pide dos cosas: condenar nuestros peca­dos y perdonar los de los demás; el que se acuerda de sus pecados será menos severo hacia su compañero de miseria. Y perdonar no solo de palabra, sino desde el fondo del corazón, para no volver contra nosotros mis­mos el hierro con el cual queremos perforar a los otros.
Considera, pues, cuántas ventajas sacas si sabes soportar humildemente y con dulzura una injuria. Primeramente mereces -y es lo más importante- el per­dón de tus pecados. Además te ejercitas en la paciencia y en la valentía. En tercer lugar, adquieres la dulzura y la caridad, porque el que es incapaz de enfadarse contra los que le han disgustado será mucho más caritativo
aún con los que le aman. En cuarto lugar, arrancas de raíz la cólera de tu corazón, lo cual es un bien sin igual.El que libera su alma de la cólera ciertamente arranca de ella la tristeza: no gastará su vida en penas y vanas  inquietudes. Odiando a los demás, nos castigamos a nosotros mismos; amándolos, nos hacemos el bien a nosotros mismos. Por otra parte, todos te venerarán, incluso tus enemigos, aunque sean los demonios. Es más, comportándote así ya no tendrás enemigos.
San Juan Crisóstomo

Natural de Antioquía, fue monje y obispo de Constantinopla;

gran predicador y escritor, murió en el destierro.

Es doctor de la Iglesia (Ca. 349-407).

martes, 26 de septiembre de 2017

LA CONFESIÓN.


Al hacer partícipes a los apóstoles de su propio poder de perdonar los pecados, el Señor les da también la autoridad de reconciliar a los pecadores con la Iglesia. Esta dimensión eclesial de su tarea se expresa particu­larmente en las palabras solemnes de Cristo a Simón Pedro
ti te daré las llaves del reino de los cielos; y lo que ates en la tierra quedará atado en los cielos, y lo que desates en la tierra quedará desatado en los cielos. «Consta que también el colegio de los Apóstoles, unido a su cabeza, recibió la función de atar y desatar dada a Pedro» (LG 22).
La fórmula de absolución en uso en la Iglesia latina expresa el elemento esencial de este sacramento: el Padre de la misericordia es la fuente de todo perdón. Realiza la reconciliación de los pecadores por la Pascua de su Hijo y el don de su Espíritu, a través de la oración y el ministerio de la Iglesia: «Dios, Padre misericordioso, que reconcilió consigo al mundo por la muerte y la resu­rrección de su Hijo y derramó el Espíritu Santo para la remisión de los pecados, te conceda, por el ministerio de la Iglesia, el perdón y la paz. Y yo te absuelvo de tus pecados en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo». Cristo actúa en cada uno de los sacramentos. Se dirige personalmente a cada uno de los pecadores: «Hijo, tus pecados están perdonados»; es el médico que se inclina sobre cada uno de los enfermos que tienen necesidad de él para curarlos.
Catecismo de la Iglesia Católica
Exposición de lo fe y de la doctrina de la Iglesia católica promulgada por Juan Pablo II en el año 1992 y cuya versión latina oficial se publicó el día 15 de agosto de 1997.


viernes, 22 de septiembre de 2017

MARIA DIÓ LUZ LA VIDA.


María es bienaventurada entre todas las bienaven­turadas, ella que ha sido escogida antes que todos los demás santos. El Señor la eligió como morada, diciendo: Esta es mi mansión por siempre, aquí viviré, porque la deseo. Durante nueve meses vivió en ella; durante numerosos años vivió con ella y le estuvo sometido. Ahora, viviendo en ella y con ella para siempre de manera que sobrepasa nuestra comprensión, la llena de la gloria que ven los bienaventurados. Le da exterior-mente la gloria en su cuerpo; interiormente, imprime en ella la gloria del Verbo.

Esta Virgen madre única, que se vanagloria de haber dado a luz al Hijo único del Padre, estrecha con amor al mismo Hijo único con todos sus miembros, y no se avergüenza de ser llamada la madre de todos aquellos en los que ve a Cristo ya formado o en formación. La primera Eva fue llamada madre de todos los vivientes,
pero en realidad fue la madre de los que mueren. Y porque esta primera Eva no pudo realizar fielmente lo que significa su nombre, es María quien realizó este misterio. Como la Iglesia, María es la madre de todos los que renacen a la vida. Dando a luz la Vida, hizo nacer en cierta manera a una vida nueva a todos los que debían encontrar su vida en esta Vida. Por eso, la madre bienaventurada de Cristo, sabiéndose madre de los cristianos por este misterio, se muestra también madre de todos por su solicitud y su ternura.
Beato Guerrico de Igny Abad cisterciense (Ca. 1080-11S7).


martes, 19 de septiembre de 2017

LA TRANSFIGURACIÓN.



Hoy, en efecto, el Señor se ha manifestado verda­deramente en la montaña. Hoy la naturaleza humana, creada al principio a imagen de Dios, pero oscurecida por las figuras deformantes de los ídolos, ha sido tras-figurada en la antigua belleza del hombre creado a imagen y semejanza de Dios.
Moisés contempla de nuevo el fuego que no con­sumía el matorral, pero que da la vida a toda carne, y dice: «Ahora te veo, a ti que existes verdaderamente y por siempre, que estás con el Padre y que me dijiste: Yo soy el que soy. Ahora te veo a ti, al que deseaba ver en otro tiempo diciendo: Déjame contemplar tu gloria. Ya no te veo de espaldas, sino que te veo, Dios lleno de amor por los hombres, escondido en una forma humana. No me proteges con tu derecha, pero eres la Derecha del Altísimo revelada en el mundo. A la vez eres el mediador de la Antigua y de la Nueva Alianza, el Dios antiguo y el hombre nuevo. que me dijiste sobre el Sinaí: Un ser humano no puede verme y que­dar con vida, ¿cómo podemos contemplarte ahora cara a cara sobre la tierra, en la carne? Quieres manifestarte también entre los que se durmieron hace siglos, visitar a los patriarcas en la estancia de los muertos, bajar a librar a Adán de sus dolores. Porque así es como res­plandecerán los justos en el momento de la resurrec­ción; así es como serán glorificados; así, como serán transfigurados.
San Anastasio de Sinaí
Fue uno de los últimos padres de lo Iglesia y gran asceta del siglo VII.
Su obra floreció en el Monte Sinaí y tuvo una gran repercusión en el ámbito de Bizancio (t Ca. 690).
Entre los ortodoxos es conocido como el Nuevo Moisés.

viernes, 15 de septiembre de 2017

SI TU HERMANO TE OFENDE.


El Señor nos presenta un exigente itinerario para la corrección fraterna: ir creando instancias de encuentro, partiendo siempre desde lo más personalizado. ¡Cuántas veces, ante la ofensa, descargamos nuestra frustración con comentarios a terceros, sin llegar jamás a dialogar con la persona afectada!
Debemos aprender a encontrarnos con quienes nos ofenden "con la actitud adecuada", es decir, valorándolos y aceptándolos como compañeros de camino, sin resistencias internas, sin condenas previas. (Papa Francisco en EG, 91)
Nuestros padres y abuelos solían repetirnos: "Si no tienes nada bueno que decir de la otra persona, calla". Vivimos en un contexto cultural opuesto, donde la intimidad y la dignidad de las personas son pisoteadas sin escrúpulo alguno. Se ha roto la barrera del respeto, de la protección del "buen nombre". La agresividad, en todas sus formas, campea como tendencia cultural que todo lo avasalla, llegando a deformar la propia conciencia.
La "corrección fraterna", expresión prácticamente olvidada, no es sino una de las formas más respetuosas y constructivas del amor. Es una manera exigente y maravillosa de cuidar al otro, de cuidarnos unos a los otros, porque todos necesitamos aliento y acompañamiento, optando cuantas veces sea necesario por ser constructores de relaciones auténticamente fraternas y reconciliadas.

Danilo FARNEDA

martes, 12 de septiembre de 2017

LA LUZ SERÁ DISTINTA PARA CADA UNO.

Todos los que ven a Cristo no son iluminados del mismo modo, sino según la medida de su capacidad de recibir la luz. Nuestros ojos corporales no siempre están iluminados del mismo modo por el sol. Cuanto más alto sube uno, más puede contemplar su salida y mejor percibe su resplandor y su calor. Del mismo modo, cuanto más alto se eleva nuestro espíritu y sube hasta Cristo, más descubrirá el esplendor de su claridad, más intensamente será iluminado por su luz. El Señor mismo lo declara por boca del profeta: Acercaos a mí y yo me acercaré a vosotros.
Así pues, no todos llegamos a Cristo de la misma manera, sino que cada uno lo hace según sus capacidades. O bien, vamos con las multitudes hacia él para que nos sacie con el pan de sus parábolas para no desfallecer por el camino, o bien, nos quedamos a sus pies, sin preocupamos de nada más que de escuchar su palabra, sin dejarnos distraer por las múltiples necesidades del servicio. .. Los que se acercan así al Señor recibirán mucha más luz. Pero si, igual que los apóstoles, no alejándonos nunca de él, permanecemos constantemente con él en las tribulaciones, Cristo nos explicará en secreto lo que había dicho a las multitudes y con más claridad todavía nos iluminará. En fin, si él encuentra a alguien capaz de subir a la montaña con él, como Pedro, Santiago y Juan, este no solo será iluminado por la luz de Cristo, sino también por la voz del Padre.

ORIGENES
Asceta y gran teólogo, lleva a su apogeo la escuela de Alejandría y sufre diversos tormentos en la persecución de Decio (I85?-2S3).

viernes, 8 de septiembre de 2017

EL MAL NOS DESANIMA.

Escribió san Pedro Crisólogo: «Cristo es el grano de mostaza, el instrumento en el que Dios se inserta para hacer descender toda su grandeza en la pequeñez del hombre... Siendo hombre, recibió el grano de mostaza que es el reino de Dios... La semilla creció y llegó a ser el árbol de la cruz que cubre la tierra entera». Entendida así, esta parábola ilumina la de la cizaña. En Los hermanos Karamazov, Dostoievski pone en boca de uno de sus personajes un argumento en contra de la existencia de Dios o, mejor, de la redención obrada por Cristo. Según él, después de la muerte de Cristo, el mal no ha desaparecido del mundo. Ni siquiera ha disminuido, sino que se ha incrementado. Y lo ilustra con ejemplos terribles.
La parábola responde a esa objeción. Dios acepta que el mal continúe en el mundo, pero lo hace insertándose él mismo en la historia de la humanidad. Él he entrado en el corazón de la muerte y del sufrimiento humano. La obra de la redención continúa. En ella, Cristo sigue enfrentándose al mal, pero no lo hace solo. La multitud de espigas de trigo que germinan en el campo, al igual que las ramas que brotan del arbusto de mostaza, nos recuerdan la realidad de la Iglesia. Así el cristiano está llamado a responder al mal del mundo manifestando el poder del reino, desde la fidelidad a Cristo.
En ocasiones el mal nos desanima. Como muestra la parábola, siempre es parasitario del bien. Está por todas partes y se introduce también en las junturas de la Iglesia. Uno puede dejarse llevar por la impaciencia. Pero Jesús nos llama a vivir ese misterio desde el corazón de Dios. Lo explica la primera lectura: Juzgas con moderación y nos gobiernas con mucha indulgencia... pues concedes el arrepentimiento a los pecadores. Y en el mismo texto se explica que, de esa manera, nos enseña que el justo debe ser humano,

David AMADO FERNÁNDEZ

martes, 5 de septiembre de 2017

LA PAZ.


Quizás como nunca en la historia se hace evidente, para todos, el vínculo intrínseco que une una actitud religiosa auténtica y el gran bien de la paz. Si bien es cierto que la oración es en sí misma una acción, eso de ninguna manera nos dispensa de trabajar por la paz. No hay paz sin un amor apasionado por la paz. No hay paz sin una feroz voluntad de realizar la paz. La paz necesita sus profetas. Juntos hemos llenado nuestros ojos de visiones de paz: engendran nuevas energías para un nuevo lenguaje de paz, para nuevos gestos de paz, gestos que rompan el encadenamiento fatal de las divisiones heredadas de la historia o bien engendradas por las modernas ideologías. La paz espera sus constructores. Tendamos la mano a nuestros hermanos y hermanas para animarlos a construir la paz sobre cuatro pilares que son: la verdad, la justicia, el amor y la libertad.
La paz es una obra en construcción abierta a todos y no solamente a los especialistas, a los sabios, a los estrategas. La paz es una responsabilidad universal: pasa a través de mil pequeños actos de la vida cotidiana. A través de su propia manera diaria de vivir con los demás, los hombres hacen su elección a favor o en contra de la paz.
San Juan Pablo II