viernes, 29 de septiembre de 2017

¡FUERA COLERA Y TRISTEZA!


Cristo nos pide dos cosas: condenar nuestros peca­dos y perdonar los de los demás; el que se acuerda de sus pecados será menos severo hacia su compañero de miseria. Y perdonar no solo de palabra, sino desde el fondo del corazón, para no volver contra nosotros mis­mos el hierro con el cual queremos perforar a los otros.
Considera, pues, cuántas ventajas sacas si sabes soportar humildemente y con dulzura una injuria. Primeramente mereces -y es lo más importante- el per­dón de tus pecados. Además te ejercitas en la paciencia y en la valentía. En tercer lugar, adquieres la dulzura y la caridad, porque el que es incapaz de enfadarse contra los que le han disgustado será mucho más caritativo
aún con los que le aman. En cuarto lugar, arrancas de raíz la cólera de tu corazón, lo cual es un bien sin igual.El que libera su alma de la cólera ciertamente arranca de ella la tristeza: no gastará su vida en penas y vanas  inquietudes. Odiando a los demás, nos castigamos a nosotros mismos; amándolos, nos hacemos el bien a nosotros mismos. Por otra parte, todos te venerarán, incluso tus enemigos, aunque sean los demonios. Es más, comportándote así ya no tendrás enemigos.
San Juan Crisóstomo

Natural de Antioquía, fue monje y obispo de Constantinopla;

gran predicador y escritor, murió en el destierro.

Es doctor de la Iglesia (Ca. 349-407).

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