viernes, 22 de septiembre de 2017

MARIA DIÓ LUZ LA VIDA.


María es bienaventurada entre todas las bienaven­turadas, ella que ha sido escogida antes que todos los demás santos. El Señor la eligió como morada, diciendo: Esta es mi mansión por siempre, aquí viviré, porque la deseo. Durante nueve meses vivió en ella; durante numerosos años vivió con ella y le estuvo sometido. Ahora, viviendo en ella y con ella para siempre de manera que sobrepasa nuestra comprensión, la llena de la gloria que ven los bienaventurados. Le da exterior-mente la gloria en su cuerpo; interiormente, imprime en ella la gloria del Verbo.

Esta Virgen madre única, que se vanagloria de haber dado a luz al Hijo único del Padre, estrecha con amor al mismo Hijo único con todos sus miembros, y no se avergüenza de ser llamada la madre de todos aquellos en los que ve a Cristo ya formado o en formación. La primera Eva fue llamada madre de todos los vivientes,
pero en realidad fue la madre de los que mueren. Y porque esta primera Eva no pudo realizar fielmente lo que significa su nombre, es María quien realizó este misterio. Como la Iglesia, María es la madre de todos los que renacen a la vida. Dando a luz la Vida, hizo nacer en cierta manera a una vida nueva a todos los que debían encontrar su vida en esta Vida. Por eso, la madre bienaventurada de Cristo, sabiéndose madre de los cristianos por este misterio, se muestra también madre de todos por su solicitud y su ternura.
Beato Guerrico de Igny Abad cisterciense (Ca. 1080-11S7).


No hay comentarios:

Publicar un comentario