martes, 27 de febrero de 2018

TENGO SED.


Nuestra Señora estaba con san Juan y, estoy segura, María Magdalena fue la primera persona en oír el grito de Jesús: ¡Tengo sed! Ella conocía la intensidad y la pro­fundidad de este ardiente deseo de Jesús. Os deseaba a vosotros y a los pobres. Pero nosotros ¿tenemos este deseo? ¿Lo oímos como ella? Tiempo atrás, nuestra Señora me lo pedía a mí, pero ahora soy yo quien, en nombre de María, os lo pido a vosotros y os suplico: «¡Oíd el grito de la sed de Jesús!» Que esto sea para cada uno una palabra de vida. ¿Cómo acercarnos a la sed de Jesús? El secreto es este: cuanto más nos acer­camos a Jesús, más conoceremos su sed.

¡Arrepentios y creed en la Buena Nueva!, nos dice Jesús. ¿De qué hay que arrepentirse? De nuestra indi­ferencia, de nuestra dureza de corazón. ¿Y en qué hay que creer? En que Jesús tiene sed de vuestro cora­zón y de los pobres. Él conoce vuestra debilidad y, sin embargo, desea vuestro amor. Quiere simplemente que le deis una oportunidad para amaros. ¡Escuchadle pro­nunciar vuestro nombre! Y así, haced que mi alegría, y la vuestra, sea completa.

Santa Teresa de Calcuta
 Fundadora de las Hermanas Misioneras de la Caridad (1910-1997)

viernes, 23 de febrero de 2018

LA PALABRA.


La Palabra de Dios es viva y eficaz, más penetrante que una espada de doble filo. Cuando se predica esta Palabra de Dios, la palabra exterior, pronunciada y escu­chada, se reviste del poder de la Palabra acogida en el interior. Entonces, los muertos resucitan, y este testimo­nio hace surgir nuevos hijos de Abrahán. Esta Palabra es palabra viva: viva en el corazón del Padre, viva en los labios del predicador y viva en los corazones llenos de fe y de amor. Y como es Palabra viva, no hay duda de su eficacia.
La Palabra actúa con eficacia en la creación del mundo, en su gobierno y en su redención. ¿Qué puede haber más eficaz o más fuerte que ella? ¡Cantad las proezas del Señor, su poder! La eficacia de esta Palabra se manifiesta en sus obras y se manifiesta también en la predicación. No tornará a mide vado, sin que haya cumplido aquello para lo que la envié. La Palabra es, pues, eficaz y más penetrante que una espada de doble filo cuando se la recibe con fe y amor. En efecto, ¿qué hay de imposible para quien cree, y qué hay de duro para aquel que ama?
Balduino de Ford Abad cisterríense (t Ca. 1190).



martes, 20 de febrero de 2018

JESÚS HA NACIDO PARA QUE LO CONOZCAN.


La intención de Dios no fue solamente bajar a la tie­rra, sino ser conocido en ella; no solo nacer, sino darse a conocer. De hecho, es en vistas a este conocimiento que nosotros celebramos la Epifanía, este gran día de su manifestación. Hoy, en efecto, los magos vinieron de Oriente buscando al Sol de Justicia en su aurora, este Sol de quien leemos: Aquí tenéis a un hombre que se llama Oriente. ¿Qué hacéis, magos? ¿Adoráis a un niño de pecho, en una vulgar choza, envuelto en man­tillas miserables? ¿Cómo es posible que unos sabios se hayan vuelto locos hasta el punto de adorar a un niño pequeño, despreciable tanto por su edad como por la pobreza de los suyos?

Sí, se han vuelto locos para llegar a ser sabios; el Espíritu Santo les ha enseñado por anticipado lo que más tarde proclamó el apóstol Pablo: Destruiré la sabiduría de los sabios, frustraré la sagacidad de los sagaces... Quiso Dios valerse de la necedad de la predicación para salvar a los creyentes. Se prosterna­ron, pues, ante este pobre niño, rindiéndole homenaje como a rey, adorándole como a Dios. El que por fuera los guio a través de una estrella derramó su luz en el secreto de sus corazones.

San Bernardo

Nace en Dijon, Francia; fue monje cisterciense y gran autor espiritual. Es doctor de la Iglesia (1090-1153).

jueves, 15 de febrero de 2018

NAZARET.


Desde Nazaret se descubre que la casa y la familia son una Iglesia y que se tiene en cuenta la responsabilidad sacerdotal del cabeza de familia. En la «Galilea de los paganos», Jesús recibe una educación judía; sin ir a la escuela, aprende en casa a conocer la Escritura... Las breves y escasas alusiones de Lucas son suficientes para darnos una idea del espíritu de responsabilidad y de apertura, de fervor y rectitud, que caracterizaba a esta comunidad y que hicieron de ella una realización del verdadero Israel. Pero es sobre todo en el actuar de Jesús, que conoce las Escrituras y las tradiciones rabí-nicas con la misma seguridad que un maestro, donde reconocemos en qué manera la vida común que se llevó en Nazaret fue fructífera para aprender todo ello. Y todo esto ¿no nos concierne acaso a nosotros, que vivimos en una época en la que la mayor parte de los cristianos se ven forzados a vivir en una «Galilea de los paganos»?

Nazaret tiene un mensaje permanente para la Iglesia. La Nueva Alianza no tiene su comienzo en el Templo, ni sobre el Monte Santo, sino en la pequeña habitación de la Virgen, en la casa del trabajador, en un lugar olvi­dado de la «Galilea de los paganos», de la que nadie esperaba nada bueno. No es sino a partir de ahí que la Iglesia podrá comenzar de nuevo y sanar.

JOSEPH RATZINGER

Teólogo alemán del siglo XX, perito en el Concilio Vaticano II.

Papa emérito Benedicto XVI.

martes, 13 de febrero de 2018

EL CORDERO DE DIOS.


Juan Bautista dice: He aquí el Cordero de Dios. Aquí nada dice Cristo, sino que Juan lo dice todo. Así suele proceder el Esposo. Nada dice él a la esposa, sino que se presenta en silencio. Son otros los que lo señalan y le entregan a la esposa. Así sucedió con Cristo. Vino para desposarse con la Iglesia, pero nada dijo, sino que solamente se presentó. Pero Juan, su amigo, le dio la mano derecha de la esposa, procurándole con sus pala­bras la amistad de los hombres.

Solamente Juan lo proclamó ahí presente abierta­mente y delante de todos. Por esto Jesús lo llama el amigo del esposo, pues solo él estuvo presente en las nupcias. Él lo preparó todo y lo llevó a cabo. Él dio principio al negocio. Y fijando la mirada en Jesús que se paseaba, dice: He aquí el Cordero de Dios,
demos­trando así que no solamente con la voz, sino también con los ojos daba testimonio. Lleno de gozo y regocijo, se admiraba de Cristo. Tampoco exhorta al punto a los discípulos, sino que primero solamente mira estupefacto a Cristo presente, y declara el don que Cristo vino a traernos, y también el modo de purificación. Porque la palabra Cordero encierra ambas cosas. Y no dijo que cargará sobre sí o que cargó sobre sí, sino que carga sobre sí el pecado del mundo, porque es obra que continuamente está haciendo.
San Juan Crisóstomo
Natural de Antioquía, fue monje y obispo de Constantinopla;
gran predicador y escritor, murió en el destierro.
Es doctor de la Iglesia (Ca. 349-407).


viernes, 9 de febrero de 2018

LOS SANTOS INOCENTES.




Es justo que celebremos la muerte de estos inocentes pues es una muerte santa. Cuando los acontecimien­tos nos acercan a Cristo, cuando sufrimos por Cristo, lo hemos de considerar un inmerecido privilegio, sea el sufrimiento que fuere, aun cuando no seamos cons­cientes de sufrir por él. Los niños que Jesús cogió en sus brazos tampoco podían comprender la admirable condescendencia de la que eran objeto. No obstante, la bendición del Señor ¿no era un verdadero privilegio? Del mismo modo, la masacre de los niños de Belén es para ellos un sacramento. Era la prenda del amor del Hijo de Dios para los que sufrieron por él. Todos los que se acercan a Jesús sufren por el mismo hecho del contacto, como si emanara de él una fuerza secreta que purifica y santifica las almas por medio de las penas de este mundo. Este fue el caso de los Santos Inocentes.
Verdaderamente, la presencia misma de Jesús es un sacramento. Todos sus actos, todas sus miradas, todas sus palabras comunican la gracia a los que aceptan este don, ¡cuánto más a los que quieren ser sus discípulos! Desde los orígenes de la Iglesia, esta clase de martirio fue considerado como una especie de bautismo, un auténtico bautismo de sangre que tiene la misma efi­cacia sacramental que el agua que regenera. Estamos, pues, invitados a considerar estos niños como márti­res y a aprovecharnos del testimonio de su inocencia.
Beato John Henry Newman
Nace en Londres; convertido del anglicanismo, fue presbítero, cardenal y fundador de una comunidad religiosa (1801-1890).
 


martes, 6 de febrero de 2018

SAN ESTEBAN.


Ayer celebramos el nacimiento temporal de nuestro Rey eterno; hoy celebramos el triunfal martirio de su soldado. Nuestro Rey, siendo la excelsitud misma, se humilló por nosotros. Ha traído el don de la caridad, por la que los hombres se hacen partícipes de la naturaleza divina. Así, pues, la misma caridad que Cristo trajo del cielo a la tierra ha levantado a Esteban de la tierra al cielo. Esteban, para merecer la corona que significa su nombre, tenía la caridad como arma, y por ella triun­faba en todas partes.

Por la caridad de Dios, no cedió ante los judíos que lo atacaban; por la caridad hacia el prójimo, rogaba por los que lo lapidaban. Por la caridad, argüía contra los que estaban equivocados, para que se corrigieran; por la caridad, oraba por los que lo lapidaban, para que no fueran castigados. Confiado en la fuerza de la caridad, venció la acerba crueldad de Saulo, y mereció tener en el cielo como compañero a quien conoció en la tierra como perseguidor. La santa e inquebrantable caridad de Esteban deseaba conquistar orando a aquellos que no pudo convertir amonestando. Y ahora Pablo se alegra con Esteban, y con Esteban goza de la cari­dad de Cristo, triunfa con Esteban, reina con Esteban; pues allí donde le precedió Esteban, martirizado por las piedras de Pablo, lo ha seguido este, ayudado por las oraciones de Esteban.
San Fulgencio de Ruspe
Monje norteafrkano y obispo de Ruspe (467-532).



viernes, 2 de febrero de 2018

LA MUERTE DE LA MUERTE.


¿Cómo llegó la luz a todo el mundo? ¿De qué manera la divinidad habita la carne? Como el fuego en el hierro. Sin dejar de ser lo que es, el fuego comunica al hierro su propio calor. No por esto queda disminuido el fuego, sino que llena por completo el hierro al que se comu­nica. Del mismo modo, Dios, por el Verbo que plantó su tienda entre nosotros, no ha abandonado su ser. El Verbo que se hace carne no ha sufrido ningún cambio. El cielo no está privado de aquel que lo contiene en sí.
Entra del todo en el misterio: Dios ha venido en la carne para dar muerte a la muerte que se escondía en la carne. Del mismo modo que los medicamentos nos curan cuando son asimilados por el cuerpo, del mismo modo que la oscuridad de una casa se desvanece al encender una luz, así la muerte que nos tenía en su poder ha sido anihilada por la venida de nuestro Dios. Del mismo modo que el hielo formado durante la noche se derrite con el calor del sol, así la muerte ha gober­nado hasta la venida de Cristo. Pero cuando el Sol de justicia se levanta, la muerte es engullida en la victoria. No puede soportar la presencia de la vida verdadera. Demos gloria con los pastores, cantemos y dancemos en coro con los ángeles, porque nos ha nacido un Salvador que es Cristo el Señor. Celebremos la salva­ción del mundo, el día del nacimiento de la humanidad.
San Basilio Magno
Natural de Cesárea de Capadocia, fue monje y obispo de su ciudad.
Es doctor de la Iglesia y se le considera padre del monaquismo oriental (330-379).