martes, 27 de febrero de 2018

TENGO SED.


Nuestra Señora estaba con san Juan y, estoy segura, María Magdalena fue la primera persona en oír el grito de Jesús: ¡Tengo sed! Ella conocía la intensidad y la pro­fundidad de este ardiente deseo de Jesús. Os deseaba a vosotros y a los pobres. Pero nosotros ¿tenemos este deseo? ¿Lo oímos como ella? Tiempo atrás, nuestra Señora me lo pedía a mí, pero ahora soy yo quien, en nombre de María, os lo pido a vosotros y os suplico: «¡Oíd el grito de la sed de Jesús!» Que esto sea para cada uno una palabra de vida. ¿Cómo acercarnos a la sed de Jesús? El secreto es este: cuanto más nos acer­camos a Jesús, más conoceremos su sed.

¡Arrepentios y creed en la Buena Nueva!, nos dice Jesús. ¿De qué hay que arrepentirse? De nuestra indi­ferencia, de nuestra dureza de corazón. ¿Y en qué hay que creer? En que Jesús tiene sed de vuestro cora­zón y de los pobres. Él conoce vuestra debilidad y, sin embargo, desea vuestro amor. Quiere simplemente que le deis una oportunidad para amaros. ¡Escuchadle pro­nunciar vuestro nombre! Y así, haced que mi alegría, y la vuestra, sea completa.

Santa Teresa de Calcuta
 Fundadora de las Hermanas Misioneras de la Caridad (1910-1997)

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