jueves, 1 de marzo de 2018

JESÚS ES COMPASIVO


Jesús, el Verbo de Dios, estaba en Judea. Después de la noticia del asesinato del profeta Juan Bautista, en una barca -símbolo de su cuerpo- Jesús se fue a una tierra desierta, al descampado. En este lugar desértico, Jesús se encontraba a salvo, es decir: su palabra estaba aislada y su enseñanza iba en contra de las costumbres y las ideas de las naciones. Entonces, las gentes, enterán­dose de que el que es la Palabra de Dios había venido a vivir en su desierto... vinieron detrás de él, saliendo de sus ciudades, es decir, abandonaron las costumbres supersticiosas de su patria y se adhirieron a la ley de Cristo. Jesús había salido a su encuentro porque ellos eran incapaces de ir a él; acercándose a los que esta­ban fuera, los llevó adentro.

Jesús salió al encuentro de esta muchedumbre nume­rosa que estaba fuera. Derramando sobre ella la luz de su presencia, la contempla, y, viendo qué clase de gente le rodeaba, sintió compasión de ellos. Él, como Dios, está por encima del sufrimiento, pero sufre a causa de su amor por los hombres. La emoción le sobrecoge en sus entrañas. No solo está conmovido, sino que los cura de todas sus enfermedades y los libra de todo mal.

Orígenes
Asceta y gran teólogo, lleva a su apogeo la escuela de Alejandría y sufre diversos tormentos en la persecución de Decio (185?-253).

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