viernes, 9 de marzo de 2018

EL PODER DEL ARREPENTIMIENTO.

Mediante los sacramentos, Dios se acerca a nosotros y nos ofrece su perdón y su amor. Concretamente en el de la penitencia se nos da la oportunidad de acercamos con fe a Jesús miseri­cordioso para reconocer nuestros pecados. A veces, estos pueden ser tan escandalosos que nos percibamos como el leproso del evangelio: llenos de heridas que nos afean y nos recuerdan nuestra culpabilidad. Pero hay que sobreponerse a la mirada sobre nosotros mismos y reconocer al Señor que viene a curamos y nos tiende su mano. De forma breve lo resumió el papa Benedicto: «En el sacramento de la peni­tencia, Cristo crucificado y resucitado, mediante sus minis­tros, nos purifica con su misericordia infinita, nos restituye la comunión con el Padre celestial y con los hermanos, y nos da su amor, su alegría y su paz».


David AMADO

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