martes, 13 de febrero de 2018

EL CORDERO DE DIOS.


Juan Bautista dice: He aquí el Cordero de Dios. Aquí nada dice Cristo, sino que Juan lo dice todo. Así suele proceder el Esposo. Nada dice él a la esposa, sino que se presenta en silencio. Son otros los que lo señalan y le entregan a la esposa. Así sucedió con Cristo. Vino para desposarse con la Iglesia, pero nada dijo, sino que solamente se presentó. Pero Juan, su amigo, le dio la mano derecha de la esposa, procurándole con sus pala­bras la amistad de los hombres.

Solamente Juan lo proclamó ahí presente abierta­mente y delante de todos. Por esto Jesús lo llama el amigo del esposo, pues solo él estuvo presente en las nupcias. Él lo preparó todo y lo llevó a cabo. Él dio principio al negocio. Y fijando la mirada en Jesús que se paseaba, dice: He aquí el Cordero de Dios,
demos­trando así que no solamente con la voz, sino también con los ojos daba testimonio. Lleno de gozo y regocijo, se admiraba de Cristo. Tampoco exhorta al punto a los discípulos, sino que primero solamente mira estupefacto a Cristo presente, y declara el don que Cristo vino a traernos, y también el modo de purificación. Porque la palabra Cordero encierra ambas cosas. Y no dijo que cargará sobre sí o que cargó sobre sí, sino que carga sobre sí el pecado del mundo, porque es obra que continuamente está haciendo.
San Juan Crisóstomo
Natural de Antioquía, fue monje y obispo de Constantinopla;
gran predicador y escritor, murió en el destierro.
Es doctor de la Iglesia (Ca. 349-407).


No hay comentarios:

Publicar un comentario