miércoles, 18 de abril de 2012

RENUNCIAR AL PODER NO ES EVANGÉLICO.

En el compromiso político, la tentación no está forzosamente donde pensamos que puede estar. Aquí tenemos la entrevista con Christian MELLON. Jesuita y fundador de “la política, buena noticia”.

El compromiso político no está bien visto entre los cristianos. ¿De donde viene esta reticencia?
En los años 1970, todo tenía que ser político-¡incluso en la Iglesia!- pero hoy el contexto general es la desilusión, como lo atestiguan la progresión de la abstención y el voto extremista. Pero existen también razones específicas a una cierta cultura católica. La primera toca al conflicto: la política divide a las personas, y Dios quiere la unidad y la concordia. La segunda concierne la cuestión del poder. Se cree imposible hacer política sin transgresar la moral cristiana: mentir para ganar las elecciones, hablar mal de los adversarios, traicionar sus convicciones para gobernar, etc.

¿Qué contesta Vd. A esas objeciones?
Confundir conflicto y violencia es un error de lectura. Es verdad que el Evangelio nos invita a renunciar a la violencia: “Quien coge la espada, morirá por la espada.” Pero lo propio de político es precisamente reglar la violencia proponiendo medios que permitan la gestión de los conflictos: el voto, el debate, el respeto de derecho de las minorías…” solo las sociedades totalitarias sueñan con eliminar los conflictos. Además Jesús no dijo: “No tengáis enemigos” sino: “Amar a vuestros enemigos”. Lo que supone que se tienen.

Y ¿cómo ejercer el poder?
La Iglesia tiene razón siendo prudente pues durante siglos ha estado demasiado apegada al poder. El Evangelio nos pone en guardia sobre el riesgo de idolatrar el poder. Adorar el poder es ofender a Dios. No es por casualidad si, en el desierto, el demonio pidió a Jesús prosternar se a sus pies…
La cualificación moral del poder depende en realidad del objetivo que se quiera alcanzar: ¿Quién quiere el poder, un  ·yo” o un ·nosotros”
¿Hay tentaciones para un elegido?
Es evidente que hay que vigilar. No puede bastar una resolución moral abstracta. Lo propio de la tentación es su aspecto seductor cuando se presenta. Se puede sin embargo tener alguna precaución: tener un grupo de reflexión, no quedarse solo, buscar tiempos de oración personal y revisión de vida; evitar la acumulación de mandatos incompatible con una vida familiar y profesional equilibrada. Y sobre todo saber dejar el sitio a otros cuando ha llegado el tiempo. Creerse indispensable es una tentación de orden espiritual.
Los cristianos  hablan muchas veces del poder en términos de “servicios”. ¿No será una forma cómoda de evadir el tema de la ambición?
A nosotros nos toca demostrar que la palabra servicio no sea una escapatoria. Pues la raíz del trabajo de la política en el Evangelio, es precisamente el servicio. No solamente con el hermano que se tropieza (como en Mateos 25,35 :  Tuve hambre y me disteis de comer, tuve sed y me disteis de beber..) sino también con todos los que nunca se encontrarán jamás y que se debe sin embargo alojar, dar de comer y de beber. Benedicto XVI en “Caritate in veritate” habla de la vía “institucional” - es decir política – de la caridad. Renunciar, desanimarse, no querer ejercer ningún poder no tiene nada de evangélico. El día en que los cristianos se convenzan de que son fieles a Mateos 25, ejercitando una función electiva como ocupándose del mendigo de la esquina de la calle, habrán hecho un paso de gigante hacia una visión más justa de la “caridad”.

                                                                                  Christian MELLON   
TRADUCIDO DE “PANORAMA”, ABRIL 2012

3 comentarios:

  1. Amadísimo en Cristo: A mí tampoco me parece evangélico el renunciar al poder.La Iglesia no tiene razón cuando se retira del poder.Yo creo que Iglesia y Política deberían darse la mano. Sería deseable que la Iglesia dejara de ser una Jerarcología, para ser Pueblo de Dios, como lo definió el gran Dominico, Cardenal Congar, que tanto le costó que le reconocieran su trabajo y que , al final, tuvo la satisfacción de que se lo reconocieran y de colaborar en el Santo Concilio Vaticano II.

    "Dios que cuida de cada hombre con paternal solicitud, ha querido que todos los hombres y mujeres constituyan una sola familia y se traten entre sí con espíritu de hermanos(GS,24). En este punto es sobre el que, nuestros Pastores, nos deben enseñar a reflexionar: Para comprender este misterio de la solidaridad se ha de reflexionar a la luz de la teología de la Cruz, de la Gracia y del Pecado ,y esto, sí que lo debe hacer la Iglesia; pues el problema de nuestros días es que los políticos, aunque hayan intentado aportar una reflexión teológica, como , de hecho, ellos no pueden hacer una reflexión teológica seria sobre los valores sociales que costituyen la dignidad de la persona humana:verdad, justicia, amor,libertad, igualdad,participación y liberación, no han logrado una Sociedad feliz y sin conflictos. Una Política que respetara estos dogmas fundamentales, sería deseable y se acabarían las desigualdades .Yo creo que los cristianos tenemos que trabajar más y, nuestros Pastores están ahí, para que nos hagan sus aportaciones teológico morales.
    Le felicito y agradezco su trabajo.
    Un fraternal abrazo.
    MªJosé Bermúdez.

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  2. Querida hermana en la Fe: Estoy completamente de acuerdo con afirmaciones que haces, como que los políticos no han logrado una Sociedad Feliz y sin conflictos.
    Sin embargo, la consecución de una Sociedad Feliz y sin conflictos es lo que Jesucristo nos dijo que consiguiésemos, nada más y nada menos que el Reino de Dios en la Tierra. Eso es lo que quería Jesús de nosotros; el Anuncio de la Instauración de su Reino, aquí y ahora.
    Han existido muchos intentos por parte de cristianos bien intencionados de crear partidos políticos "social-cristianos", siguiendo la doctrina de San Agustín de Hipona como "La Ciudad de Dios". Sin embargo, ha sido un fracaso. Y ha sido un fracaso porque las personas somos imperfectas, y como imperfectas que somos, tendemos a verter nuestros miedos, prepotencias, anhelos, en los grupos humanos e instituciones que formamos. Eso también incluye la Iglesia.
    Por eso, la Iglesia se debe retirar completamente del Poder, porque ese Poder es el humano, no el divino. No obstante, las personas católicas no debemos dudar ni un instante en ser levadura en la Sociedad (o sal de la tierra), y participar activamente en todas las Instituciones, Partidos Políticos y allí donde la Divina Providencia nos llame. Pero la Iglesia, como Institución, no. Debe quedar aparte del Poder Humano, porque "mi Reino no es de este Mundo".
    Un abrazo soror.

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  3. Muy amado Anónimo:Creo que debemos reflexionar juntos, desde el corazón de la Iglesia y en una profunda humildad: La Iglesia ha vivido épocas duras y oscuras. Hagamos nuestros los pecados de la Iglesia, carguemos con ellos en silencio, como lo hizo el mismo Señor Vivamos nuestro peregrinaje de rodillas ante el Crucificado,en puro amor de donación, sin "ruidos" de escenario, sin aplausos; convencidos de que la Iglesia del Señor es santa y pecadora en cuyo seno,el Padre nos ofrece la Salvación que es la comunión con Él, por Jesucristo en el Espíritu Santo. Germen del Reino, Sacramento de Salvación- liberación para todos los hombres, en cuyo seno renacimos a la nueva vida de los hijos de Dios. Seamos testigos en estos tiempos en que se la persigue, busquemos siempre lo esencial: la fidelidad.Si somos fieles a nuestro Bautismo, no podemos separar a la Iglesia del Poder, porque la Iglesia es el mismo Jesucristo. Configurados con Cristo, Sacerdote, Profeta y Rey, todos somos llamados a vivir nuestro sacerdocio, profetismo y realeza en el mundo y para el mundo, como imágenes vivas de Jesús el Cristo.Sólo unidos a Él podemos enfrentar al príncipe de este mundo que es el único provocador y desestabilizador de la sociedad. Nosotros, fieles laicos, desde nuestro profetismo, sintiéndonos Iglesia viva, convencidos de que no puede separarse el poder humano del poder divino ,como Institución y como Pueblo de Dios, no podemos permitirnos ni un momentito de desmayo en nuestra tarea de "consecratio mundi"que nos pide el Concilio Vaticano a través de sus Instituciones. No debe de quedar separada la Iglesia del poder como Institución. Los Pastores , cada día más se deben tomar en serio la educación de los políticos que son los que ostentan el poder, para eliminar todas esas estructuras que atentan contra la dignidad de las personas, estructuras que permiten la explotación de un hombre por otro, y conseguir otras estructuras de comunión, de servicio, de justicia y fraternidad, cooperando de forma directa, a la constitución del Reino.Por eso la Iglesia no puede separarse del "poder".
    Su afectísima hermana en la Fe.
    Mªjosé

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