domingo, 29 de abril de 2012

EL BUEN PASTOR



Las celebraciones pascuales iluminan la figura del Buen Pastor. Cristo es el Pastor que no ha eludido el lobo y que le ha hecho frente dando su vida por las ovejas. El lobo era la amenaza de la muerte y la realidad del pecado que retenía a los hombres. Solo Él podía hacerlo: enfrentarse al mal y vencerlo. En esa lucha, que se consuma en la cruz, Jesús carga con el peso de nuestros pecados. Es el Buen Pastor que se entrega por su rebaño y lo rescata definitivamente.

Las ideologías que pretenden salvar al hombre lo acaban abandonando y en su camino solo dejan destrucción aún más grande. Los ejemplos de los totalitarismos del pasado siglo así lo demuestran. Se alzaron banderas que prometían la liberación y a su paso dejaron un reguero de hombres y mujeres humillados en su dignidad, de esperanzas truncadas, de vaciedad y nihilismo. Decían que querían salvar a la humanidad, pero el precio que había que pagar era muy alto, reducir esa humanidad entregándola a los lobos de la muerte, de la lucha de clases, del consumismo, del odio al diferente, de la imposición del “yo” sobre el “tu”.  Pretendían salvar al pueblo mutilándolo. Le daban pan pero le quitaban libertad, le ofrecían satisfacciones pero le impedían la felicidad. Cuando las ideologías fueron decayendo, el hombre se encontraba con el mismo anhelo de salvación insatisfecho. Cristo en cambio, afronta hasta el final la lucha contra todo lo que atenaza nuestra existencia y le impide ser plena. Y lo hace entregando su vida en la cruz y venciendo a la muerte con su resurrección. Así nos abre el camino a la vida eterna. Es lo que dice San Pedro en la primera lectura refiriéndose a Cristo. Ningún otro puede salvar y bajo el cielo no se nos ha dado otro nombre que pueda salvarnos. La curación de un enfermo es prueba de que Dios salva. Pero el signo más grande es el que señala San Juan en la segunda lectura al decir que ahora somos hijos de Dios. Aquí se muestra también la actitud del Buen Pastor, que entrega su vida para dárnosla a nosotros. Dice el apóstol que, aun siendo hijos, la filiación divina no se ha manifestado todavía en plenitud, porque hemos de seguir al Buen Pastor hasta el final. Pero, en cuanto que hijos, ya no tenemos que temer.

                                                                                                              David AMADO FERNÁNDEZ

1 comentario:

  1. Querida Chantal: La figura del Buen Pastor que domina totalmente la Liturgia de este IV Domingo de Pascua, es un balón de oxígeno que nos ayuda a respirar tranquilos en la esperanza de que, por amor a su nombre recree nuestra alma y nos conduzca por las rectas sendas confíados en que su cayado nos sostiene y nos indica el espacio abierto por donde debemos entrar, tendiendo nuestra mano, siempre ayudando a otros hermanos nuestros incrédulos,huidizos y reacios a entrar al único redil que es Cristo, que también ha querido llamarse "puerta de las ovejas".Esta Puerta siempre está abierta para quién quiera entrar y el que entra se salva.(Jn 10). Y esta actitud de apertura le confiere a la Iglesia el carácter de universalidad que Cristo le imprimió y un dinamismo que la mantiene viva y próspera.Pertenecer a la grey de Cristo es un don ofrecido a todos los hombres que quieran acogerlo. Ya en el Antiguo Testamento Dios era considerado el Pastor de Israel que lo gobernaba por medio de los reyes,jueces y sacerdotes. Rosa de abril.

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