lunes, 15 de junio de 2015

ESE PUEDE SER UN ITINERARIO ESPIRITUAL.


 


 

El itinerario de la vida espiritual va de menos a más. Por ejemplo, María nos conduce a Jesús y, a través de él, accedemos a la familiaridad con Dios Padre. A su vez ese honde sentido de filiación divina es el preludio de una auténtica vida contemplativa que nos adentra en la intimidad de la Santísima Trinidad. De la trinidad de la tierra, pasamos a la Trinidad del Cielo, estableciendo en el Dios Uno y Trino nuestra morada permanente. Quiere el Señor que llegue el momento en el que nuestro corazón permanezca en Él como pez en el agua..

La participación en esa vida trinitaria no es solo nuestra meta definitiva en el Cielo. Ya en la tierra, si somos fieles al compromiso bautismal, el Espíritu inhabita en nuestras almas, y con Él, también las otras dos personas divinas. Al referirse a esa maravilla, Jesús afirma de quien cree en Él: de sus entrañas manarán torrentes de agua viva . (Jn7,38)    

 Michel ESPARZA
Sintonía con Cristo.

 

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