jueves, 8 de enero de 2015

LA VIDA DE LAS PERSONAS MAYORES.


 


En España cada vez vivimos más y mejor. A nuestro país “le están saliendo más canas”, y ésta es una buena noticia. El  aumento de la esperanza de vida ha producido un grupo de personas mayores que, a pesar de estar fuera del mundo laboral, tienen capacidad y recursos activos que les permiten participar en la actividad social y familiar.

La mayoría de esas personas los emplean viajando, cuidando a sus nietos, participando en obras sociales… o disfrutando de sus aficiones.

Solemos pensar que hacerse mayor implica pérdidas de todo tipo: biológicas, sociales, psicológicas. Pero no existen trayectorias únicas del desarrollo, ya que se producen continuidades y discontinuidades. A pesar de haber superado muchos “ismos”, sigue desgraciadamente vigente el “edadismo”. Es un prejuicio, pues en cualquier momento de la vida se pueden encontrar logros positivos y negativos. La vejez, como todas las demás etapas, implica pérdidas y ganancias, crecimiento o incremento, y declive o decadencia.

Con todo, no se puede obviar que la vejez conlleva ciertas limitaciones físicas o psíquicas. Dos actitudes son posibles:

Contemplar su vida pasada como una experiencia llena de sentido, productiva y dichosa, lo que les ayuda a llevar las limitaciones actuales con más alegría, y a seguir  viviendo las cosas actuales como valores de creación o de experiencia.

O como una gran decepción llena de promesas incumplidas y metas no realizadas, y entonces los valores trascendentes y espirituales les ayudan a superar esos momentos difíciles.

Les experiencias de la propia vida y como uno afronte esta última etapa determinarán el resultado de cómo vivimos nuestra vejez.

 

Javier LÓPEZ MARTÍNEZ

 

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