jueves, 19 de marzo de 2015

EUCARISTÍA Y CONTEMPLACIÓN.


 

Sacramento y vida de oración no son dos vías diversas y alternativas a la santificación, sino que están íntimamente ligadas y son interdependientes. En la base de todo está, ciertamente, la vida sacramental, están les "misterios" que nos ponen en contacto inmediato y objetivo  con la salvación definitiva obrada por Dios en Cristo Jesús. Pero por sí solos, estos no bastan para hacer progresar en el camino espiritual; es necesario que a la vida sacramental, se añada una vida interior o de contemplación. En efecto, la contemplación es el medio por el que los interiorizamos y nos abrimos a su acción; es el equivalente de los misterios en el plano existencial y subjetivo; es una forma de permitir a la gracia, recibida en los sacramentos, plasmar nuestro universo interior, es decir, nuestros pensamientos, nuestros afectos, la voluntad, la memoria.

Solo después de que la vida divina, llegada a nosotros a través de los sacramentos, ha sido asimilada en la contemplación, podrá expresarse también concretamente en las acciones, esto es en el ejercicio de las virtudes y, en primer lugar, de la caridad.

La contemplación es, pues, la vía obligada para pasar de la comunión con Cristo en a misa a la imitación de Cristo en la vida. La vía de la perfección cristiana va de los misterios a la contemplación y de la contemplación a la acción.

 

Raniero CANTALAMESSA.

No hay comentarios:

Publicar un comentario