miércoles, 26 de agosto de 2015

LA ORACIÓN EN NAZARET



Meditando la escena de cuando el niño Jesús fue hallado en el Templo y volvió con sus padres a Nazaret, Carlos de Foucauld pregunta a Jesús cómo era la oración en su hogar:

 

Jesús responde: Era en primer lugar y sobre todo adoración, es decir contemplación, admiración muda, que es el más elocuente de los lenguajes; esa admiración muda que esconde la más apasionada de las declaraciones de amor, una oración continua puesto que orar significa estar con Dios; en segundo lugar dedicando a ella menos tiempo, la acción de gracias: acción de gracias primero por la gloria de Dios, por el hecho de que Dios es Dios, después por las gracias en la tierra a todas las criaturas; un grito de perdón, perdón por los que no piden perdón, acto de contrición en nombre del mundo entero, dolor por ver a Dios ofendido; una petición, petición de la gloria de Dios, que Dios sea glorificado por todas sus criaturas, que su reino venga a ellos, que su voluntad de cumpla en ellas como entre los ángeles, y que estas pobres  criaturas reciban en lo espiritual y en lo temporal todo lo que necesitan y que al final sean libradas de todo mal en este mundo y en el otro.

“¿Había lugar para la penitencia, Dios mío, en la casa de Nazaret?” Hijo mío, yo siempre he amado, he siempre querido la penitencia: es un deber para todos los pecadores, dado que el más pequeño de los pecados, siendo una ofensa a Dios, es digno de una penitencia infinita como es infinito él quien ha sido ofendido: había tomado sobre mí los pecados del mundo… mi primera palabra cuando comencé a predicar fue: Haced penitencia”

 

Carlos DE FOUCAULD

 

 

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