domingo, 30 de agosto de 2015

MARÍA VENCEDORA.


 

Dios vence en María porque ella se fía totalmente de Él. Con esas palabras la bendice Isabel :”Dichosa tú que has creído, porque lo te lo ha dicho el Señor se cumplirá”. Cuando hoy resuenan esas palabras en nosotros, comprendemos que también el designio de Dios sobre cada uno de nosotros se realizará si, como María, emprendemos el camino de la humildad y dejamos que Dios actúe en nosotros.

 En el Magníficat,  la Virgen insiste en hacer memoria de la misericordia de Dios. Gran parte del poder del mal sobre nosotros consiste en hacernos creer que ya ha vencido y que no tenemos escapatoria; que no hay más remedio que someternos  o pactar con él. Pero en la Apocalipsis se muestra que no hay lugar para ningún trato: el Hijo que nace es llevado junto al trono  de Dios y la mujer escapa al desierto. Nosotros también tenemos que apartarnos totalmente del mal.

Experimentamos la debilidad, pero contemplamos la victoria de Cristo en su Madre, y ello nos conforta. El Señor nos llama a acercarnos con devoción filial y a pedirle a María que nos enseñe a acoger la misericordia de Dios con un corazón plenamente dispuesto como el suyo.

 

David AMADO FERNÁNDEZ  

 

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